Si eres de los que sienten palpitaciones o contracciones dolorosas después de ingerir los alimentos, entonces es muy probable que estés padeciendo de espasmos esofágicos.
Para entender un poco más el tema, debemos decirte que el esófago, es una parte del aparato digestivo de los seres humanos formada por un tubo muscular de unos 25 centímetros, que comunica la faringe con el estómago.
La función del mismo es llevar la comida a través del tubo muscular que conecta a la boca con el estómago.
Pero cuando esos músculos, sobre todo los de la parte inferior, no se coordinan correctamente para propulsar de manera efectiva el bolo alimenticio, ocasiona de manera inesperada o intensa las molestias y dolores a la altura del pecho, según explica Mayo Clinic, en su web.
Entonces, ¿cuáles pueden ser los síntomas que puede causar un espasmo de esófago?
Entre ellos están:
- Dolor en el pecho de forma opresiva. Es intenso y se puede confundir con dolor en el corazón.
- Dificultad para tragar, esto ocurre principalmente con el vino tinto y comidas o bebidas muy calientes o frías.
- Te da la impresión de que algo se quedó atorado en la garganta.
- La comida se devuelve sin que nos esforcemos demasiado, mejor conocido como regurgitación.
A pesar de que aún no se conocen las causas que provocan esta condición, los científicos consideran que la misma guarda estrecha relación con el mal funcionamiento que pudieran tener los nervios que inervan el músculo encargado de realizar la acción de tragar.
De la misma manera, los investigadores creen que enfermedades como el reflujo gastroesofágico, la presión arterial alta, ansiedad o depresión, pueden ocasionar los espasmos igualmente.
Teniendo en cuenta lo anterior, debes prestar atención a cualquiera de estos síntomas, para asistir de manera inmediata al médico, quien te evaluará y se apoyará de técnicas como la endoscopia, radiografía, manometría esofágica y control del pH esofágico, para indicarte el tratamiento adecuado que tenga más que ver con la frecuencia e intensidad de tus espasmos.
