El grupo azucarero Azcuba reconoció que solo se ha sembrado el 41% de la caña que se había planificado para este 2022, reconociendo efectivamente un incumplimiento de casi el 60%, algo que será imposible de solucionar antes de que terminen los últimos dos meses del año.
Según el director de Informática y Comunicaciones de Azcuba, Dionis Pérez Pérez, las principales causas de este incumplimiento han sido la escasez de combustible, averías en muchas de sus máquinas, falta de fertilizantes y herbicidas, y un déficit muy marcado de mano de obra, pues cada vez más personas se niegan a laborar en el campo con los bajos salarios ofrecidos por el Gobierno de la Isla.
El funcionario indicó al medio oficialista Granma que la falta de motivación de los trabajadores y la pérdida gradual de la fuerza laboral son algo a lo que se han enfrentado más y más en los últimos meses.
La situación es preocupante debido a que la población de Cuba envejece, algo a lo que se le suma el éxodo masivo de gente joven que decide escapar al extranjero en busca de mejores oportunidades.
La situación es tal, que ninguna de las provincias que tenían encargadas la siembra de caña ha cumplido con la meta establecida para este año. Esta meta nacional fue establecida en 149.334 hectáreas, sin embargo, solo se han plantado 59.659.
Dionis Pérez Pérez señala que gran parte de las siembras ya no serán realizadas, pues para ello era necesario hacerlo en época de lluvias, cuando estas ayudaban a regar los campos. Ahora, solo se podrá plantar un área mínima, la cual cuenta con riego asistido.
“Pero por la fecha en que nos encontramos, solamente se deben sembrar aquellas áreas que tienen riego, pues a partir de esta época de seca ya no llueve con la frecuencia necesaria y se corre el riesgo de perder toda la siembra”, declaró el funcionario de Azcuba.
El Gobierno planea ahora reducir el número de centrales que molerán caña, arrancando solo 23 durante noviembre, un número que no se veía desde los inicios del siglo XIX, es decir, un gran retroceso para la industria azucarera de la Isla.
Esta disminución en el número de centrales también representa una pérdida de empleos en las zonas rurales, muchas de las cuales necesitaban de la industria azucarera para mantener su economía.
