Una doctora residente en Guantánamo fue asesinada a tiros por su expareja, un agente de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), quien además hirió de gravedad a un paramédico, quien era la pareja actual de la fallecida.
De acuerdo con la información compartida en redes sociales, la mujer fue identificada como Damixi Rodríguez Domínguez, quien se encontraba a bordo de una ambulancia al momento del ataque.
El agresor, identificado en redes como Geovanis García Moret, es un policía motorizado, de los conocidos popularmente como “caballitos”, y este se acercó a la ambulancia para disparar en dos ocasiones contra la doctora.
La página de Facebook ‘Miguel Noticias’ indicó que la víctima fue trasladada de emergencia al Hospital Docente General Agostinho Neto, donde los profesionales de la salud intentaron en vano salvarle la vida.
Por su parte, el paramédico lesionado, identificado posteriormente como Miguel Bartolo Tamayo, se encuentra en estado crítico debido a las heridas que sostuvo en el ataque.
Fotografías que circulan en Internet muestran que la ambulancia impactó contra un muro después del ataque, por lo que terminó siendo rodeada por civiles sorprendidos y agentes de la policía.
La citada página de Facebook indicó que el policía escapó de la escena, y se desconoce en donde se está ocultando de la ley. Algunos internautas señalaron que este se encontraba a bordo de la motocicleta número 810 de la PNR.
La víctima se desempeñaba como jefa de los Servicios de Terapia Intensiva en el policlínico del municipio El Salvador, y según algunos internautas, ya había sido amenazada de muerte por su expareja.
Una usuaria de la red social también dijo que el hospital al que fue llevado la doctora se llenó de agentes conocidos como ‘Avispas’ y los Boinas Rojas, posiblemente para evitar que la información de lo ocurrido se esparciera aún más.
Es importante señalar que la revista feminista Alas Tensas confirmó que se registraron 34 feminicidios durante el 2022, con un número considerable ocurriendo en la provincia de La Habana.
La organización feminista también reconoció que estos números podían ser mayores, pero la falta de transparencia por parte de las autoridades castristas impedía llevar un conteo exacto de estos crímenes, por lo que dependían en gran medida de denuncias ciudadanas.
