Durante la entrega de los Premios Grammy 2019, realizada el pasado mes de febrero, la cantante norteamericana fue anunciada ganadora de la presea a Mejor Álbum Vocal de Pop por “Sweetener”, pero no asistió a la entrega debido a un problema con el productor ejecutivo de la prestigiosa ceremonia, Ken Ehrlich, lo que también significó la cancelación de su presentación musical, pese a que era una de las más esperadas de la noche.
Cinco meses después, la intérprete de “Seven Rings” por fin tuvo entre sus manos el icónico galardón dorado en forma de gramófono. Este es el primer Grammy de su corta carrera, aunque muchos esperan que sea acreedora de otro en el futuro.
Ariana anunció al mundo que ya es oficialmente dueña de la presea con una publicación en su cuenta de Twitter, que estaba acompañada de la frase, “Me alegro mucho de haber comprobado mi correo hoy”. También publicó un vídeo en Instagram, donde se ve a la cantante intentado darle el premio a su pequeño cerdito mascota, Piggy Smallz, quien parece no tener ningún interés en la estatuilla.
Tras la publicación, su manager, Scooter Braun – cuya compra de la casa discográfica Empire Records generó polémica – también aprovechó las redes sociales para felicitó a la joven famosa, e hizo especial énfasis en que la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos (organismo que entrega el mencionado premio), ya se había tardado en entregarle tal reconocimiento y celebró el que Ari ya pueda sumar este galardón a los muchos otros trofeos que ha ganado.
“No hay nadie que se lo merezca más, y no me cabe duda de que estamos ante el primer capítulo de una historia épica. Ella es un icono vivo y es exactamente la persona que dice ser. Desde ahora y para siempre también es la ganadora de un Grammy @Ariana Grande, pero para mí siempre será Ari… una de las personas más fuertes que conozco, y una con un corazón de oro. ¡Estoy orgulloso de ti!”, escribió.
Braun se vio involucrado en la controversia causada por su compra de Empire Records, compañía dueña de los máster de los seis discos de Taylor Swift. La compra revivió el debate sobre los derechos de los cantantes sobre la propiedad de su obra, que muchas veces queda en poder de la casa discográfica que produce su música.
