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Régimen justifica las tiendas en dólares: buscan el control total de las divisas

El discurso oficialista coloca a la dolarización parcial en la Isla como un “mal necesario”, esto pese a las quejas de un pueblo que depende del CUP

El periódico Granma, medio propagandístico del Partido Comunista de Cuba (PCC), publicó este martes 7 de enero un artículo justificando la dolarización parcial de la economía cubana, una medida que el gobierno ha calificado como “transitoria” y “necesaria” para frenar el mercado cambiario informal y dirigir las divisas hacia los canales estatales.

Durante el Cuarto Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), el primer ministro Manuel Marrero Cruz explicó que esta estrategia busca regular el flujo de moneda extranjera que circula de manera ilegal en la Isla. Según Marrero, el objetivo principal es “poner estas divisas en función del bienestar de la población”.

Aunque el discurso oficial insiste en que el propósito a largo plazo es desdolarizar la economía, se admitió que la dolarización parcial estará enfocada en sectores específicos, como exportaciones, comercio mayorista y servicios en divisas, entre ellos farmacias internacionales, ópticas y áreas restringidas en aeropuertos.

Entre las disposiciones más controversiales está la implementación de pagos de aranceles en dólares para las formas de gestión no estatal, así como la autorización de transacciones en efectivo en divisas en ciertos establecimientos.

Además, se permitirá la comercialización mayorista y minorista en moneda extranjera, aunque únicamente con aprobación previa del gobierno. “Nadie puede vender en divisas si no tiene una fundamentación y una aprobación”, subrayó Marrero.

En sectores como el turismo, las Casas de Habano y clínicas internacionales, ya se acepta el pago en moneda extranjera, y se prevé que ciertos productores de bienes exportables reciban parte de su pago en divisas, con el objetivo de garantizar la adquisición de insumos y la continuidad de sus operaciones.

Estas medidas, según el gobierno, buscan corregir las “distorsiones” generadas por el mercado informal. Sin embargo, críticos señalan que perpetúan una economía desigual, donde el acceso a divisas se convierte en una necesidad para adquirir bienes básicos, dejando a gran parte de la población excluida debido a los bajos salarios y la depreciación del peso cubano.

Una solución parcial

Aunque se presentan como soluciones temporales, estas políticas reflejan la incapacidad del régimen castrista para abordar las fallas estructurales del sistema económico cubano. Las autoridades reconocen que “hay una dolarización sobre la cual no se ha tenido un control”, pero evitan ofrecer detalles concretos sobre cómo o cuándo se revertirá esta dependencia de la moneda extranjera.

La creciente desigualdad económica es otra de las preocupaciones generadas por estas medidas. Mientras el gobierno las defiende como una vía para reactivar sectores estratégicos, la realidad para muchos cubanos es la exclusión de estos mercados, donde la moneda nacional pierde valor a pasos agigantados.

 

A pesar del enfoque oficial en “el bienestar de la población”, las medidas anunciadas consolidan un modelo que privilegia a quienes tienen acceso a divisas, ampliando la brecha entre estos y quienes dependen exclusivamente del peso cubano.

La retórica gubernamental intenta justificar la dolarización parcial como un mal necesario, pero para la mayoría de los ciudadanos representa un recordatorio de la persistente crisis económica y social que atraviesa el país y del control total que la dictadura quiere mantener sobre el pueblo, intentando frenar que este prospere por su propia cuenta.

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