Denuncia desde Vedado: la basura se apila en las calles
De acuerdo con estas quejas, la basura se está desbordando, impidiendo incluso que se pueda caminar por las calles
La acumulación de desechos sólidos en La Habana ha llegado a niveles alarmantes, transformando muchas calles en auténticos campos de obstáculos para quienes las transitan.
“No puedo caminar por la acera. Es imposible”, declaró el fotógrafo Pedro Luis García, residente de la Calle Tercera en el Vedado. Este barrio, reconocido por su arquitectura distintiva y su exclusividad, ahora enfrenta una crisis de higiene que eclipsa su antigua belleza.
Según estimaciones oficiales, más de 30 mil metros cúbicos de basura se acumulan diariamente en la capital cubana, una cantidad equivalente a llenar tres piscinas olímpicas. Esta situación no solo afecta al Vedado, sino también a numerosos barrios de La Habana, evidenciando la incapacidad de las autoridades para gestionar la recogida de desechos.
En octubre pasado, el designado presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, anunció una iniciativa para enfrentar la problemática. Cada ministerio, según este plan, sería responsable de “apadrinar” un municipio y coordinar los esfuerzos para mejorar la gestión de residuos. Sin embargo, a pesar de estas promesas, el panorama continúa deteriorándose, dejando en claro que la estrategia no ha dado resultados efectivos.
El problema no es exclusivo de la capital. En Santiago de Cuba, la desesperación de los residentes ha llegado al punto de quemar montañas de basura como forma de protesta ante la inacción gubernamental. Estos actos reflejan la frustración de una población que enfrenta condiciones de vida cada vez más precarias.
La acumulación de basura representa no solo un desafío estético, sino también un grave riesgo para la salud pública. Enfermedades relacionadas con la falta de higiene se agravan en un entorno donde los recursos son insuficientes y las soluciones del régimen parecen estar lejos de ser implementadas de manera eficaz.
La crisis de desechos en Cuba es otro reflejo de un sistema incapaz de garantizar servicios básicos, sumiendo a sus ciudadanos en una lucha diaria por subsistir en condiciones cada vez más adversas.
Como todo problema en la Isla, las autoridades castristas lo justifican con el embargo de los Estados Unidos, asegurando que este “bloqueo”, como lo llama la propaganda, es la razón por la cual la Isla no cuenta con combustible ni refacciones para garantizar el funcionamiento de los camiones recolectores de basura, sin embargo, esta medida estadounidense parece no tener efecto a la hora de importar vehículos de lujo ni materiales para la construcción de hoteles.