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Régimen fija precio topado de la caña de azúcar y agrava crisis del sector azucarero

A pesar de las dificultades que enfrentan los campesinos en la siembra de caña, la tarifa permanece estática, algo que podría traer problemas

El Gobierno castrista ha fijado el precio máximo para la tonelada de caña de azúcar en 2.087 pesos cubanos (CUP), según lo publicado en la Gaceta Oficial No. 19 del 17 de marzo de 2025.

Esta medida, acordada por el primer ministro Manuel Marrero, aplica retroactivamente desde el 25 de noviembre de 2024 y ha generado controversia debido a que el precio es el mismo que se utilizó en la anterior zafra azucarera, a pesar del aumento de costos en insumos y mano de obra.

El acuerdo, firmado bajo la autoridad del gobierno comunista, establece que el precio máximo de acopio será gestionado exclusivamente por la entidad estatal Acopio. Sin embargo, lo que más preocupa a los productores es la ausencia de ajustes que reflejen la inflación y los elevados costos de producción.

A pesar de las dificultades que enfrentan los campesinos en la siembra de caña, la tarifa permanece estática.

Este precio topado no ha sido el único factor problemático. El acuerdo 10085 del Consejo de Ministros faculta a AZCUBA, el grupo empresarial encargado del sector, para reducir el pago por tonelada si se considera que la calidad de la caña es inferior.

Esta disposición, además de desincentivar la siembra, pone en evidencia una vez más la crisis prolongada en la industria azucarera cubana, que alguna vez fue líder mundial en producción de azúcar per cápita.

La baja calidad y la escasez de insumos como fertilizantes y pesticidas han tenido efectos devastadores sobre la producción. Los productores de caña, además de enfrentar estas limitaciones, han recurrido al gobierno para solicitar ayuda, pero las autoridades de AZCUBA no cuentan con recursos suficientes para paliar la situación. Esta falta de apoyo agrava aún más la parálisis del sector.

En términos de producción, la situación no es menos alarmante. La zafra de este año se estima que solo alcanzará las 300.000 toneladas métricas, una caída dramática frente a los 700.000 toneladas que se producían en años previos. Esta disminución refleja no solo la falta de capacidad en las fábricas, sino también el déficit de recursos esenciales para la cosecha.

El Gobierno ha anunciado que en 2025 solo operarán 15 de los ingenios azucareros, un número significativamente menor al de los años anteriores. Esta reducción en la capacidad de molienda genera incertidumbre sobre la capacidad del país para satisfacer su demanda interna de azúcar, lo que podría afectar aún más a la economía nacional.

El impacto de la crisis de la caña de azúcar no solo se limita a la producción de azúcar, sino que también ha repercutido en otros sectores, como la producción de medicamentos homeopáticos.

Estos medicamentos, que se habían convertido en una alternativa ante el déficit de productos farmacéuticos en el país, también dependen de la caña como insumo clave. La escasez de caña ha puesto en riesgo la continuidad de estas producciones.

El gobierno, aunque ha intentado dar respuestas ante la crisis, enfrenta una situación cada vez más compleja, exacerbada por la escasez de recursos, la ineficiencia en las fábricas y la falta de capacidad financiera.

De momento, los campesinos, que en décadas pasadas contribuyeron al auge de la industria azucarera en Cuba, hoy se encuentran atrapados en un sistema que no logra brindarles las condiciones necesarias para revitalizar el sector.

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