El Barrio Chino de La Habana, un lugar de tradición, color y sabor asiático
El Barrio Chino de La Habana es un espacio donde siglos atrás encontraron su hogar ciento de inmigrantes asiáticos y donde ahora es posible aprender, probar, escuchar y conocer el mundo chino, además gracias a sus fachadas, sus restaurantes, la decoración del lugar entre muchos otros detalles podemos apreciar un poquito de idiosincrasia china.
Ubicado a pocos metros del Capitolio Nacional, entre la Calle Amistad y la Calle Dragones, este sitio conserva su tradición y subsiste gracias al espíritu de los viejos chinos que aún viven allí.
Está compuesto por cuatro o cinco calles pequeñas, la Calzada de Zanja, Calle Rayo, Calle San Nicolás, y la más característica de todas, la Calle Dragones. Para llegar hasta él, desde el Malecón habanero hay que tomar la Calle Galiano, que hace esquina con el Hotel Deauville. Otra ruta desde La Habana Vieja es cruzar el Paseo del Prado y dejar a un lado la antigua Fábrica Partagás, donde comienza la calle Dragones.
Destaca también la calle cuchillo, considerada un lugar significativo de la zona por ser el corazón del barrio chino, mientras que la zona conocida como “la L”, es la llamada paseo del dragón, un lugar diseñado para la venta y que comunica internamente con lo que será la parte más importante de la zona.
Recientemente, el sitio sufrió una restauración para disfrute de turistas y habitantes, ya que es un fragmento de la ciudad que conecta internamente con las costumbres, además de que posee también el Jardín del bonsai, un proyecto único, donde se contempla el arte de la naturaleza.
Manuel de Jesús Paniagua, responsable del “Jardín del bonsai”, relató que la creación de este lugar “es una idea increíble y muy bonita; es la idea de conectar dos arterias a través de un parque de esparcimiento, además, es un lugar donde las personas pueden sentirse bien a través de un arte tradicional chino”, expresó.
Explicó que, por ahora, en el sitio, hay un grupo de bonsais de diferentes categorías, estilos y especies, que el visitante podrá disfrutar y admirar, al mismo tiempo que recibirá explicación sobre las características de este arte, “que indiscutiblemente gusta mucho en el país, aseveró.
El Barrio Chino, que se convirtió en el segundo hogar de inmigrantes asiáticos, hoy es un lugar donde confluyen dos culturas distintas, pero que con los años han encontrado una forma de fusionarse a tal grado que en la actualidad el sitio se ha convertido en un proyecto de interés para la capital, que luego de su restauración continua en ascenso.