Dulce postre cubano a base de guayaba
El dulce de guayaba en barra es uno de los bocadillos más ricos que disfrutan los cubanos, y acompañado de queso blanco simplemente se vuelve una combinación clásica e infalible que no puede faltar en la sobremesa cubana.
Actualmente, algunas comunidades de la isla se dedican a su elaboración bajo un proceso artesanal y muy precario, tal y como ocurre como una familia de la comunidad El Brujo, en Pinar del Río, quienes todos los días salen en busca de esas guayabas que todavía crecen casi silvestres alrededor de su pequeño poblado.
La familia, formada por padre y madre, seis hijos (dos mujeres y cuatro hombres) y tres nietas, dedica al menos dos semanas al año a elaborar estos productos que después comercializan entre los vecinos, en alguna feria campesina o en las casas de rentas a extranjeros de Soroa.
La sequía en la región ha afectado a las familias, sin embargo, la guayaba se ha convertido en parte de su sustento, “este año hubo poco mango a causa de la falta de lluvia, pero tenemos más guayaba. Cada miembro de la familia tiene su función. Unos pelan el producto, tras desechar el que está en mal estado, otros recuentan las chapas y las botellas, hasta que por fin montan el caldero en la leña”, explica la madre.
La labor es un poco complicada, por lo que ningún miembro de la familia pierde detalle del proceso, ya que mientras hierve la guayaba bajo el cuidado de los hombres de la casa, las mujeres se encargan del almuerzo o de preparar algún remedio casero que distribuyen -por encargo- en la comunidad para aliviar alguna dolencia.
Una vez separada las semillas y batido el resto de la fruta, se separan las elaboraciones. Una parte va a ser embotellada para jugos y compotas, y el resto se mezcla con azúcar, jugo de limón para conservar y algún que otro ingrediente secreto; y se coloca al fuego.
De acuerdo al padre de la familia Antonio, lo difícil empieza con la cocción de la mezcla, ya que al hervir “hay que revolver constantemente para que no se pegue y cuajar hasta que alcance una consistencia superior a la mermelada, pero un poco menos que la barra a la que estamos acostumbrados”.
La familia trabaja en turnos de diez o quince minutos, cada uno durante dos horas y media, para alternarse frente al fuego, lo que lo convierte en un trabajo bastante pesado por el intenso calor que se siente en el lugar.
El olor a leña quemada y del hervor de la guayaba con azúcar a punto de mermelada inundan todo el lugar y cautivan la atención de los pocos transeúntes que se atreven a llegar hasta el sitio
La preparación es tan laboriosa que David, uno de los hijos, toma sus gafas de sol, para evitar el contacto del humo en los ojos.
Una nevera rota sirve como almacén para el membrillo, distribuido en cazuelas plásticas, cubos y pequeñas barras, mientras que las botellas con pulpa se guardan en sacos o en las propias cajas plásticas. “Ahora solo queda esperar a que pase la temporada de la guayaba y mango, y la gente venga por nuestros productos o nosotros lo llevemos a ellos”, exclama el líder de la familia.
El Brujo es una comunidad pequeña perteneciente al Municipio Santiago de la provincia Santiago de Cuba dedicada a la producción cafetalera y de frutales, fundada en 1981.
Al ser tan pequeña casi todos los vecinos son primos, hermanos o tienen algún grado de parentesco y actualmente pertenecen a una Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS), por lo que en los caminos y carreteras de los pueblos de la zona es común ver vendedores informales que ofertan barras de guayaba y otros productos que ellos mismo elaboran con el fin de poder obtener un sustento para su familia.