En la actual temporada de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB) de los Estados Unidos, se sigue observando el mismo patrón que hace algunos años: los cuadrangulares y los ponches siguen siendo los protagonistas, mientras que los promedios de bateo y otros indicadores ofensivos colectivos están disminuyendo significativamente.
Podría decirse que la filosofía actual es “todo o nada”.
David Bell, el manager de Cincinnati, afirma que “no hay duda de que los swings están más enfocados en conectar cuadrangulares. Los swings son diferentes a lo que solían ser. Es bastante evidente cuando ves videos de hace 20 o 30 años”.
De acuerdo con las estadísticas, se han conectado un total de 1.144 cuadrangulares en 874 partidos hasta el 30 de abril, lo que da un promedio de 1,31 jonrones por juego. Durante toda la temporada de 2018, ese número fue de 1,26.
“Creo que estamos viendo más y más de eso. Algunos otros batazos también están yendo muy lejos, aunque no sean jonrones. La pelota está volando más de lo que yo haya visto jamás”, dijo el manager de Tampa Bay, Kevin Cash.
Sin embargo, el aumento en los cuadrangulares también tiene un impacto en los ponches. Los bateadores promedian 8,86 ponches por juego, lo que es más alto que los 8,48 observados el año anterior. Si se mantiene este ritmo, la cantidad total de ponches al final de la temporada será de 43.000, por encima de los 41.207 registrados el año anterior. Hace solo 15 años, el promedio era de apenas 30.644.
David Freese, uno de los bateadores más completos de la MLB y jugador de cuadro de los Dodgers, comentó: “El pitcheo simplemente sigue mejorando, con un mejor repertorio y lanzamientos más complicados. Los jóvenes comienzan a aprender, incluso desde la adolescencia, a poner la pelota en el aire, no necesariamente a ponerla en el centro o cosas así”.
Es evidente que los indicadores ofensivos también están disminuyendo, ya que actualmente el promedio colectivo de bateo es de 240, que es la cifra más baja desde 1968. En aquellos años, se tomaron medidas especiales como bajar la altura de la loma de lanzar de 15 pulgadas a diez.
