Muere en La Habana a los 58 años el poeta cubano Sigfredo Ariel
El poeta, ensayista y estudioso de la música popular cubana, Sigfredo Ariel, falleció este domingo en La Habana a la corta edad de 58 años, luego de perder una ardua batalla contra el cáncer.
La noticia fue confirmada por el periodista Michel Hernández, a través de sus redes sociales.
“Sigfredo no fue solo un excelente poeta sino un investigador a fondo de la música cubana. Con su obra entregó un abarcador testimonio del origen y la evolución de la creación musical del país. Cronista de su tiempo, el legado que nos deja es indispensable para conocer y comprender la cultura de la isla”, escribió.
“Mantuvo un diálogo con la realidad a través de un obra poética que no perdió el encanto y el rigor desde que se inició en estas lides hace más de tres décadas. Con su muerte Cuba pierde a uno de los principales referentes y renovadores de la generación de los 80 en la poesía y a un intelectual cuya obra es de obligada consulta en el ámbito de la poesía, la música, el ensayo y la promoción cultural”.
Antes de concluir, Hernández hizo referencia al poema “La luz, bróder, la luz” (2010), una de las obras más representativas de su carrera, del quehacer de su generación e incluso, de la poesía cubana contemporánea.
“Y se borrarán los nombres y las fechas
y nuestros desatinos
y quedará la luz, bróder, la luz
y no otra cosa”.
https://www.facebook.com/michel.hernandez.5055/posts/10158015574023355
“Decir que ha fallecido uno de los mejores poetas de su generación no es suficiente, porque él era uno de los mejores poetas de la Cuba de hoy, uno de los de mejor oído, y de mayor compromiso con la escritura”, manifestó, por su parte, el poeta Norge Espinosa.
Un muy multifacético Sigfredo
Ariel, nacido en 1962 en Santa Clara, capital de la antigua provincia de Las Villas, se dio a conocer luego de ganar a finales de los años 80 el Premio David en Poesía por su libro “Algunos pocos conocidos”.
Entre sus obras más emblemáticas están: “Los peces y la vida tropical”, “El cielo imaginario”, “El enorme verano”, “Las primera itálicas”, “Hotel Central”, “Escrito en Playa” “Amarilla”, “Born in Santa Clara”, “Objeto social” y “Manos de obra”. Por este último libro, recibió en 2002 el Premio Nicolás Guillén. Asimismo, fue merecedor en dos ocasiones del Premio Nacional de Poesía Julián del Casal (1997 y 2004) y el Premio Nacional de la Crítica (2002 y 2006).
Su trabajo como productor discográfico y experto en todo lo que compete a la música popular cubana también le permitió ejercer de asesor para el documental de Wim Wenders, “Buena Vista Social Club”. Este vasto conocimiento sobre la sonoridad antillana también le valió en seis oportunidades el premio Cubadisco.
Por si fuera poco, durante más de dos décadas escribió, produjo y dirigió programas de radio, dramatizados de televisión —“La hora de las brujas”— y espectáculos musicales. En 2000 ganó el Premio de Guión del Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana por el largometraje “Miradas”. Incluso, llegó a incursionar exitosamente en la ilustración de libros y revistas, portadas de discos, películas, y carteles.