Atleta de Bielorrusia abandona los Juegos Olímpicos tras ser presionada por Lukashenko
La atleta olímpica Krystsina Tsimanouskaya ingresó este lunes a la sede diplomática de Polonia en Tokio, custodiada por policías tras denunciar que las autoridades de su país –un régimen aliado del castrismo- intentaron sacarla de Japón sin su consentimiento por haber criticado al comité olímpico de Bielorrusia, actualmente dirigido por Viktor Lukashenko, hijo del dictador Alexander Lukashenko.
Polonia le otorgó un visado humanitario. Tsimanouskaya está ya en contacto directo con diplomáticos polacos en Tokio.
“Polonia hará lo que sea necesario para ayudarla a continuar su carrera deportiva”, escribió en Twitter Marcin Przydacz.
“De momento el plan es que probablemente vaya a Polonia”, dijo a la AFP su esposo, Arseny Zdanevich, desde Kiev, donde llegó a causa del conflicto entre su esposa y las autoridades bielorrusas: “Creo que (en Bielorrusia) no estaríamos seguros”.
“Me encuentro en territorio ucraniano y preveo reunirme con mi mujer”, añadió Zdanevich.
Así reaccionó el COI
El Comité Olímpico Internacional (COI) había asegurado que Tsimanouskaya se encontraba “segura y a salvo” y que había pasado la noche en un hotel del aeropuerto de Haneda, en Tokio.
El portavoz del COI, Mark Adams, informó que el comité ha podido hablar con la atleta, quien este domingo denunció que las autoridades de su país la estaban obligando a abandonar Japón contra su voluntad y manifestó su miedo de acabar en la cárcel tras criticar a su propio comité olímpico, que dirige el hijo del presidente del país.
Adams detalló que Tsimanouskaya, de 24 años, está en un “entorno seguro” y siendo atendida por autoridades japonesas, así como por personal de la ONU, según informa BBC.
“Pido ayuda al Comité Olímpico Internacional. Están tratando de sacarme del país sin mi permiso y le estoy pidiendo al COI que se involucre”, denunció Tsimanouskaya de acuerdo con un vídeo grabado en Telegram y verificado por el citado medio.
Además, en una entrevista previa con la cadena de radio bielorrusa ERB, la atleta confirmó con un rotundo “sí” que tenía miedo a regresar a Bielorrusia, donde denunció que había sido objeto de numerosas amenazas tras sus críticas a al comité olímpico nacional.