Luego de haber calificado hace menos de un año la adicción a los videojuegos como una conducta potencialmente perjudicial relacionada a la tecnología, recientemente la Organización Mundial de la Salud ha incluido este particular formalmente como un trastorno mental; de esta manera lo ha afirmado el medio The Hill.
Dicha clasificación ent6rará en vigencia a partir del 1 de enero del año 2022; el trastorno mental asociado a la adicción a los videojuegos consiste en la realización de esta actividad de manera continua o en episodios recurrentes llegando a interferir con las actividades de la vida diaria.
Para poder considerar que la práctica de los videojuegos ha llegado a a transformarse en un trastorno mental, es necesario que se dé un “deterioro sobre el control del juego”, es decir, que exista un incremento de la importancia de esta actividad sobre otras acciones de la vida cotidiana, perdiendo totalmente el control sobre el tiempo, la frecuencia y la duración de las sesiones de juego que se llevan a cabo.
Aunque la práctica de un videojuego pueda mirarse como algo no tan perjudicial, y hasta cierto punto benigno, la realidad es que el llevar este hábito hasta un punto patológico puede traer consecuencias graves a nivel personal, familiar, social, educativo, ocupacional o en otras áreas importantes de funcionamiento.
Uno de los elementos que caracteriza el trastorno es que la persona que lo padece sigue practicando su adicción a pesar de que ésta trae consecuencias negativas que este puede acarrear en su vida, e incluso sobre su salud.
Esta determinación por parte de la Organización Mundial de la Salud se ha venido gestando desde hace un tiempo, y ha llegado contra el deseo de algunos organismo como la Asociación Internacional de Desarrolladores de Videojuegos, quienes afirmaron el condenarían toda iniciativa e intensión de calificar dicha adicción como un trastorno mental.
Con Información de RT
