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Antes de comprar tu próximo brasier, lee esta historia

Lynne McConnell, es el nombre de una mujer de 51 años, proveniente de Brighton, una ciudad de la costa sur de Inglaterra; según lo que Lynne cuenta, luego de una recomendación que le dieron en una tienda de lencería, decidió hacer constante el hábito de utilizar brasieres ajustados y con aros de metal, pensando que esto sería lo más favorable para sí misma.

Desde aquel entonces han pasado 15 años; y aunque todo parecía normal, un día esta trabajadora de la industria farmacéutica notó entre sus pechos un gran y molesto bulto, junto en el lugar donde uno de los aros de su brasier rozaba con su piel.

Preocupada, decidió acudir al doctor para ver qué sucedía con ella, encontrándose con que lo que poseía era un gran quiste de 4×4 centímetros; al indagar respecto al origen del mismo, el galeno le explicó que la producción del mismo era debida a un bloqueo de sus glándulas a consecuencia del roce constante y permanente del brasier con la piel.

Para poder dar solución a su problema debió someterse a una cirugía de extirpación, dejando una gran herida abierta en su pecho, la cual no resultaba lo más estética ,y que además no le permitió usar brasier por mucho tiempo; haciéndole vivir una experiencia muy dura, a través de la cual quiere ayudar a otras personas.

Por esta razón hoy en día, desde su vivencia, Lynne le habla a todas las mujeres compartiendo su testimonio, para que no sigan su ejemplo, y tengan un poco más de cuidado por las consecuencias que puede llegar a traer para su salud el uso constante y prolongado de ropa interior ajustada.

“No somos conscientes de los daños que pueden provocar este tipo de sostenes”, “Es evidente que algo salió mal. Lo único que quiero es que la gente aprenda de lo que me ha sucedido”, “No quiero que nadie más pase por esto”.

Más allá del dolor y de todo lo que implicó el procedimiento médico, esta mujer comparte que toda esta experiencia además golpeó fuertemente su autoestima, pues aunque trababa de convencerse a sí misma de que estaba bien, no se sentía orgullosa del aspecto que le dejó el atravesar dicha situación.

“Realmente afectó mi autoestima durante mucho tiempo”, “Pasé semanas sin poder usar un sostén, intentando sentirme orgullosa de mi aspecto. No fue nada agradable”.

Para hacer eco de la voz de Lynne, la invitación es a tomar un poco de consciencia respecto al tipo de brasier que usamos; si bien es cierto, debemos sentirnos bien con nuestro aspecto, usar uno demasiado ajustada con la finalidad anteponiendo la apariencia sobre la salud no es lo correcto.

Por lo que a la hora de tomar esta decisión en la tienda, ten en cuenta tu apariencia, pero también ten en cuenta lo cómodo que te quede tu brasier y no vayas por lo ajustado; pues unos años después podrías lamentar esa decisión.

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