Cuba en 10 días

La Habana es un encanto de ciudad y es el lugar ideal para comenzar a conocer el país. Hay, por supuesto, los coches de la década de 1950, los ocho kilómetros de malecón y la impresionante arquitectura, aunque parte de ella aún se está desmoronando, otra gran parte de ella está siendo restaurada o en proceso. Existe la conexión con el escritor norteamericano Ernest Hemingway, el Teatro Nacional, los museos de arte, el museo de la revolución y la alegría de caminar por La Habana Vieja, con sus sitios históricos, cuatro espléndidas plazas, restaurantes y teatros callejeros.

Otro de los muchos encantos de La Habana es la amabilidad de la gente en las calles, en la Plaza Central, en las tiendas y en todos los lugares. Es un calor que se puede experimentar en cualquier lugar de Cuba, pero en La Habana tiene una energía especial. Lo más recomendable es pasar cuatro días allí para que se pueda conocer sitios como la famosa heladería de Coppelia, el pequeño museo que presenta a la famosa bailarina cubana Alicia Alonso, un paseo por el Paseo del Prado y, por supuesto, la fábrica de cigarros Partagas.

La naturaleza en Viñales

Después de salir de La Habana, se recomienda estadías de una o dos noches. La siguiente parada después de La Habana ofrece una muy buena opción. Si desea conocer uno de los más bonitos lugares naturales de Cuba, ideal para practicar senderismo y paseos a caballo, dirígete a Viñales y a su Parque Nacional, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999. Viñales, a dos horas en automóvil desde La Habana, es un relajado pueblo agrícola, por lo que es un buen lugar para descansar después de los rigores de experimentar La Habana.

Conoce la historia en Santa Clara

Para aquellos más interesados ​​en la historia cubana, dirígete a Santa Clara, un viaje de tres horas desde La Habana. Fue aquí donde el Che Guevara y un grupo de rebeldes, contra todo pronóstico, volaron un tren blindado que transportaba a más de 400 soldados del dictador Batista en 1958. El monumento a la toma del tren blindado muestra la excavadora que arrancó las vías para detenerse, el tren y varios vagones de ferrocarril. Santa Clara también alberga el impresionante monumento al Che en la Plaza de la Revolución, donde podrás ver las palabras “Hasta la victoria siempre”.

Otro lugar a visitar es Trinidad, ciudad encantadora conocida por el sonido de los caballos que pasean por las calles adoquinadas. Antiguamente, fue un asentamiento colonial español y se ha modificado poco con respecto a sus días de auge en el siglo XIX. Su pequeña Plaza Mayor, otro sitio de la UNESCO, es uno de los más bonitos de Cuba. Alberga el Museo Histórico Municipal y otros museos, y la famosa torre adyacente al museo de historia, donde los turistas suben a la cima con unas escaleras de madera para una vista espléndida de la ciudad y sus alrededores. La plaza también ofrece restaurantes encantadores y algunas tiendas. La calle principal también ofrece muchas posadas y buenos restaurantes.

La belleza de las playas cubanas

Otra delicia asociada con Trinidad es Playa Ancón, considerada la playa más bonita del sur de Cuba. A seis millas del pueblo, se puede pasar un día entero bajo la sombra de los árboles en la playa larga y ancha donde el agua es clara y cálida.

La última parada que se recomienda en este itinerario de diez días es la encantadora ciudad de Sancti Spiritus, ubicada cerca de Trinidad y Santa Clara. Fue aquí donde se realizó el cortejo fúnebre de Fidel Castro. La arquitectura es moderna, pero tradicional al mismo tiempo, con agradables cafeterías al aire libre que poseen balcones. Los restaurantes son acogedores con una simpleza que sugiere elegancia. El personal es atento y amable.

Para aquellos con unos pocos días más para pasar en Cuba, hay otros lugares para visitar, entre ellos Camagüey y Santiago. La distancia entre La Habana y Santiago es de 900 kilómetros aproximadamente. Pero seguir este itinerario permitirá vislumbrar de manera excelente la vida cubana, tanto urbana como rural, e incluye información sobre la historia, la economía, la política, la cultura y la alegría de los países insulares.