Cuba, Ciudad de México, y Uruguay son los únicos países latinoamericanos donde la interrupción voluntaria del embarazo es una práctica sin obstáculos, y las mujeres pueden abortar durante las primeras 12 semanas de embarazo sin importar las circunstancias.
En la isla caribeña el aborto está disponible para quien lo desee y es que el primer cuerpo legal que se refirió a esta práctica fue el Código de Defensa Social y Derecho Penal Complementario, que data de 1936, aunque se legalizó en 1965, cuyo procedimiento es gratuito en los hospitales gubernamentales.
En la actualidad, dos de cada cinco embarazos son interrumpidos en Cuba, según estadísticas. Las parejas jóvenes con bajos salarios son renuentes a tener familia, y la tasa de natalidad mantiene una tendencia descendente desde hace décadas en la Isla.
En América Latina, a diferencia de Cuba, países como Honduras, República Dominicana, Nicaragua, consideran esta práctica ilegal, lamentablemente las mujeres en estos países también enfrentan una alta incidencia de violaciones y embarazos indeseados.
El sábado pasado, un gran número de mujeres en México salieron a las calles en pro del derecho al aborto, lo que significa un aumento de movilizaciones en América Latina para conseguir el levantamiento de algunas de las leyes más estrictas del mundo contra la interrupción del embarazo.
En 2017, Chile se convirtió en el último país en América del Sur en suspender la prohibición total del aborto.
Mientras la iglesia católica continúa perdiendo credibilidad e influencia ante los escándalos de abuso sexual cometidos por integrantes del clero, estas acciones parecen ir en aumento.
De acuerdo con el Instituto Guttmacher, un grupo de investigación que apoya el derecho al aborto, el 97% de las mujeres en América Latina y el Caribe vive en países con leyes que restringen el aborto. Seis países: República Dominicana, El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua y Surinam no permiten la interrupción del embarazo bajo ninguna circunstancia.
El instituto calcula que 6,5 millones de abortos inducidos tuvieron lugar en América Latina y el Caribe entre 2010 y 2014. Esto se traduce en una tasa de 44 por cada 1.000 mujeres en edad reproductiva. Cerca de 760.000 mujeres en la región son atendidas cada año debido a complicaciones de salud derivadas de abortos inseguros.
El tema del aborto sigue siendo controversial, en especial en países donde la influencia de la iglesia católica continúa siendo fuerte, por lo que cada vez será más común ver a más mujeres con pañoletas verdes en apoyo a la despenalización del aborto.
