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Cuba ha gastado en hoteles de lujo lo necesario para resolver su crisis energética

Con lo que el régimen de Díaz-Canel ha “invertido” en centros turísticos desde 2018, ya habría construido y mantenido ocho plantas generadoras

El régimen de Cuba ha gastado más de 2 mil millones de dólares en la construcción de hoteles de lujo, lo que equivaldría a la construcción de al menos ocho plantas termoeléctricas capaces de aliviar la crisis energética en el país.

De acuerdo con analistas y economistas, la inversión que ha tenido el gobierno cubano en los últimos años en el sector turístico sería suficiente para darle mantenimiento suficiente a sus plantas y a la vez para construir más y evitar los déficits en la generación que finalmente llevaron a la sobrecarga y colapso de todo el sistema eléctrico nacional (SEN) el pasado viernes 18 de octubre.

En su opinión, la prioridad del régimen debería ser la estabilización del suministro eléctrico en lugar del desarrollo de infraestructura turísticas, que además se mantiene con bajísimos niveles de ocupación, incluso en temporadas vacacionales.

El economista Pedro Monreal, citado por Periódico Cubano, informó que desde 2018, año en que entró la administración de Miguel Díaz-Canel, se ha priorizado la construcción de hoteles de lujo, como el hotel Kempinski en La Habana, valorado en más de 500 millones de dólares, y la renovación de otros complejos turísticos en Varadero y Cayo Guillermo.

Tan solo ese dinero, sería suficiente para la construcción de dos termoeléctricas de 200 MW, a un costo aproximado de $260 millones cada una, lo cual habría mejorado significativamente la infraestructura energética del país.

Lo cierto es que el régimen siempre ha priorizado al sector turístico, al que destina no solo su dinero, sino también sus recursos materiales.

Mientras gran parte de la población vive en condiciones de miseria, en casas y apartamentos con riesgo de derrumbe, locales abandonados o casas de cartón, el plan de vivienda no ha logrado completarse ningún año, y se mantiene en alrededor del 15% de cumplimiento mientras los hoteles tienen todo el material de construcción disponible en la Isla.

El caso más notable es el de los alimentos, pues mientras la población padece privada de productos lácteos y cárnicos, con los pocos disponibles a precios exorbitantes, y dependiendo de hortalizas privadas, en los hoteles nunca falta la comida.

Los hoteles mantienen menú abierto y hasta buffets, con variedad de carnes de res, puerco, pollo y hasta mariscos de lujo; leche, quesos y frutas y verduras de gran variedad, independientemente de la temporada del año y de la crisis en la Isla.

En cuanto a la crisis energética, es tal, que incluso los aliados de Cuba han pretendido ayudarla en ese sentido. Entre 2006 y 2019, Rusia aprobó un financiamiento de $1.200 millones para proyectos energéticos que nunca llegaron a concretarse debido a la incapacidad del gobierno cubano para reunir el 10% necesario para liberar el préstamo e iniciar con la construcción que iba a estar a cargo de ingenieros rusos.

A la vez, las costosas patanas que se utilizan para la generación eléctrica en la actualidad son vistas por expertos como un gasto ineficiente, pues implican el pago de alquiler y suministros adicionales en una infraestructura de la que el país no es dueño.

Mientras el régimen insiste en este desperdicio, hoy casi la mitad de la Isla permanece sin energía o con apagones intermitentes, sin que se visualice una solución viable a corto o mediano plazo.

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