Dos medallas de oro y otras tantas de bronce fue el saldo de la delegación cubana en el Campeonato Mundial de lucha de la categoría sub 23 años que tiene por sede a Budapest, la capital de Hungría.
La buena noticia para Cuba es que esos cuatro metales fueron conseguidos con cuatro deportistas, lo que da una medida de la eficiencia competitiva. El primer en lograr su título mundial fue el gladiador del estilo libre Reineri Andreu, compitiendo en la categoría de los 57 kilogramos.
Andreu, que ya había logrado una presea similar en 2017, se recuperó de un sétimo lugar el año pasado, derrotando en el combate final de esta ocasión por 10-0 (superioridad técnica) a Adlan Askarov, de Kazajistán.
De las mujeres llegó el otro oro por intermedio de Milaymis de la Caridad Marín en los 72 kilogramos. Marín, campeona en la lid de Tallin y monarca en los Juegos Olímpicos de la Juventud, de Buenos Aires 2018, se alzó con la corona al derrotar a la luchadora china Xiaoqian Wang con marcador de seis a dos.
El combate fue un símbolo de entrega y concentración, pues la cubana debió reponerse de un primer asalto que terminó en desventaja de dos puntos a cero.
Por su parte, el primer bronce fue para el cuello del librista Yonger Bastida (92 kg), medallista de plata en el certamen universal para juveniles de Tallin, Estonia, pero ahora no pudo en las semifinales y quedó en la discusión del tercer puesto, donde derrotó seis por dos a Demur Megeneishvili, de Georgia.
El otro bronce llegó hace solo unas horas, cuando el representante de la modalidad grecorromana en los 87 kilogramos, Daniel Gregorich, aseguró su medalla bronceada ante el ruso Vaag Margarian. El pleito culminó en punto de oro tras igualar en el tiempo regular.
