Cubana relata las semanas de horror que vivió tras ser secuestrada en México
La mujer indicó que, luego de llegar a Chiapas, un grupo armado ingresó a la fuerza a su casa y se la llevó durante la madrugada
Una migrante cubana que se encontraba camino a Estados Unidos vivió varias semanas de terror luego de ser secuestrada por una banda criminal en la ciudad fronteriza de Tapachula, en Chiapas.
Según indicó la mujer al medio local Diario del Sur, esta pasó 15 días privada de su libertad, tiempo durante el cual llegó a pensar que no sobreviviría a su secuestro.
La víctima, identificada únicamente como Dayanis, dijo que sus familiares y amigos pudieron responder a las demandas de sus secuestradores, y terminaron pagando 10.000 dólares por su libertad. Su historia asegura que, luego de confirmar la transacción, sus captores la arrojaron entre los matorrales a las afueras de la ciudad, esto mientras la mantuvieron con los ojos vendados.
El citado medio detalló el viaje que ha tenido la cubana, señalando que este comenzó con la venta de todas sus pertenencias en la Isla, incluida su casa. Esto le permitió reunir el dinero suficiente para pagar un boleto de avión y emprender la travesía, hacia Guyana.
Después de ese territorio, la joven siguió hacia Nicaragua, esto con ayuda de una supuesta agencia de viajes que la trasladó por tierra; y finalmente, llegó con hasta Tecún Umán, en Guatemala, con ayuda de presuntos coyotes.
Luego de acercarse a la frontera con México, fue llevada junto a decenas de inmigrantes de otras nacionalidades a una de las llamadas “casa de seguridad”, donde “fueron guardados como animales” por varios días.
“Quienes los vigilaban mostraban en la cintura que portaban armas de fuego, por lo que quejarse era de pensarlo dos veces”, indicó la cubana al medio mexicano.
En una de las noches, los coyotes subieron a los migrantes a bordo de unas balsas construidas con llantas de tractor y tablones, esto para cruzar el río Suchiate, y ya en México, fueron instalados en un “refugio”, el cual estaba en manos del crimen organizado.
La joven indicó que les quitaron los celulares, los montaron en vehículos con cristales polarizados y los llevaron hasta el ejido de Lagartero, donde fueron colocados en unos taxis locales que los condujeron hasta Tapachula.
Una vez en México, la cubana alquiló una casa en la colonia Montenegro, en el noreste de la ciudad, lugar donde sería secuestrada.
“Yo la verdad me confié, pensé que estaría en un lugar seguro, lo primero que hice fue buscar empleo, soy chef profesional, trabajé muchos años, sufrí discriminación por el hecho de ser migrante”, explicó.
Según indicó, pocos días después de llegar al lugar escuchó la alerta de una presunta camioneta con vidrios polarizados que transportaba individuos armados.
Este vehículo supuestamente se trasladaba por Tapachula en busca de migrantes para secuestrar, por lo que tomó precauciones, pero estas no fueron suficientes.
“Lo recuerdo perfectamente eran alrededor de las 01:00 horas, solo escuché que tumbaron la puerta, entraron hombres encapuchados con armas largas, se fueron directo a mi cuarto y me llevaron a la fuerza”, declaró.
Tras ser subida al vehículo, le vendaron los ojos y le ordenaron guardar silencio. Durante este viaje, la cubana escuchó poco ruido hasta que llegaron junto con otros migrantes secuestrados a un rancho en una ubicación desconocida.
“Nos dejaron en un lugar que sus captores denominaron como ‘La Gallera’”.
Durante su tiempo ahí, los migrantes estuvieron atados, de pies y manos, tirados unos junto a otros. Sus secuestradores vigilaban que no hablaran entre sí, posiblemente para evitar que intentaran escapar.
Al día siguiente, les dieron un celular para que llamaran a sus familias y pidieran el dinero del rescate. La joven indicó que, por suerte, ella logró recordar el número de una prima en la Isla.
“Le llamé rogándole que por favor consiguiera los 10.000 dólares que pedían o ya no iba a tener razones mías. Ellos amenazaban con el hecho de que si tardaban me cortarían una mano, después la pierna y por último me quitarían la vida mutilándome”, indicó el medio.
Por fortuna para la cubana, su familia logró recolectar el dinero con ayuda de vecinos y amigos en diferentes países.
En algún punto, los secuestradores pidieron más dinero, “pero ellos les explicaron de diferentes maneras que no tenían y que tenían mucha fe en que Dios pudiera intervenir tocando sus corazones”.
En total, la joven pasó 15 días secuestrada, esto antes de que los secuestradores le confirmaran que ya la iban a sacar de ahí.
“Me arrojaron como si fuera un perro, caminé varios kilómetros hasta que una señora me encontró. Me refugió en su casa y me prestó su celular para realizar una llamada a mis seres queridos, quienes buscaron la manera de protegerse en Tapachula”.
La cubana aseguró que la experiencia la dejó traumatizada, y que no quiso denunciar a sus secuestradores por temor a que las mismas autoridades estuvieran involucradas.
“Afortunadamente estoy con vida y muchos de mis connacionales fallecen por no tener los recursos económicos para pagar esos rescates, damos todo simplemente por tener una mejor vida en los Estados Unidos”, confesó la joven recalcado así los varios peligros que viven los migrantes cubanos que deciden viajar de manera irregular hacia los Estados Unidos.