Cubano deportado de España tras investigación invasión de propiedad privada y homicidio
El hombre era investigado desde 2020 y no fue enviado a la Isla, sino a un territorio europeo en el que tenía asilo
Un ciudadano cubano de 60 años, identificado únicamente con las iniciales L.P.P.M., alias “León”, fue deportado de España tras una investigación que comenzó en 2020, en la cual se le vinculó con ocupación ilegal de propiedades y, posteriormente, con un homicidio. Sin embargo, este no fue enviado de regreso a Cuba, sino a República Checa, esto debido a su estatus de asilo en Chequia.
De acuerdo con el medio español El Confidencial, este hombre se dedicaba a ser un “okupa” en zonas exclusivas de Marbella y Estepona. La figura de “okupa” hace referencia a quienes ocupan inmuebles sin el consentimiento de los propietarios, aprovechando vacíos legales que dificultan los desalojos rápidos. En su caso, “León” era conocido por invadir chalets de lujo y utilizarlos sin permiso.
Las investigaciones revelaron que, en las propiedades que ocupaba, el cubano montaba almacenes clandestinos de combustible, que presuntamente se usaban para abastecer lanchas de narcotraficantes que transportaban drogas desde el norte de África hacia el continente europeo. Esta actividad llamó la atención de las autoridades, pero no fue hasta un evento trágico que las autoridades intensificaron la vigilancia sobre sus movimientos.
El 12 de agosto, durante una fiesta en una villa de Estepona que ocupaba ilegalmente, ocurrió un homicidio. Un ciudadano británico disparó fatalmente a un hombre serbio de 36 años, quien usaba un pasaporte belga falso y estaba vinculado al crimen organizado en los Balcanes. El autor del homicidio fue detenido posteriormente en los Emiratos Árabes Unidos, lo que incrementó la presión sobre “León” y su red de actividades en España.
Vecinos de las zonas donde “León” operaba habían denunciado las fiestas ruidosas con DJ y el comportamiento amenazante del cubano. Según algunas fuentes, el hombre llegó a intimidar a residentes locales con un “machete cortacocos”, lo que contribuyó a su notoriedad entre los residentes y la prensa de Málaga.
Finalmente, tras el homicidio y las múltiples denuncias en su contra, el antillano fue arrestado en una propiedad administrada por un fondo de inversión. En el momento de su captura, se encontraba en compañía de tres mujeres que ejercían la prostitución. Antes de su deportación, llegó a declarar ante los medios locales que sobrevivía “por la gracia de Dios”.
La policía española lo escoltó hasta el aeropuerto de Madrid-Barajas, desde donde fue enviado a Chequia, país que aceptó recibirlo debido a su condición de asilado, a pesar de sus antecedentes penales en España.