El cuerpo sin vida de la prima ballerina cubana Alicia Alonso se encuentra en carpilla ardiente en la que fue su casa: el Gran Teatro de La Habana que lleva su nombre.
Desde las nueve de la mañana de este sábado se abrieron las puertas para que el pueblo cubano pase frente al féretro de Alonso, que se encuentra adornado con una especie de velo blanco lleno de flores y al fondo una bandera cubana al tiempo que una música tenue, al estilo de un ballet clásico, ambienta el gran salón.
“Alicia creó una tradición, se lanzó a fundar una escuela de ballet en tiempos difíciles. Alicia quedó sembrada en el corazón de los cubanos. Después del triunfo de la Revolución ha sido un ejemplo de coherencia, de paradigma de la cultura cubana. Es un momento de dolor, solo comparado con la devoción de Cuba hacia ella”, dijo Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura uno de los primeros en hacer su entrada al salón recibidor del teatro.
Más de 88 años duró Alicia Alonso, relacionada con el mundo de la danza primero como aprendiz, comenzó a la edad de diez años, y luego como bailarina, coreógrafa y pedagoga. Este 17 de octubre vísperas de su cumpleaños 99 ha fallecido en el Hospital CIMEQ, de La Habana.
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