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Denuncian robo de restos humanos en cementerio de Matanzas

La prensa estatal reconoció que el robo de restos humanos se ha vuelto un problema cada vez más común en la provincia de Matanzas.

De acuerdo con el periódico Girón, el cementerio San Carlos Borromeo, de la llamada “Atenas de Cuba”, se ha vuelto uno de los lugares en los que más se lleva a cabo este delito, pues el lugar cuenta con poco vigilancia durante las noches.

El medio compartió fotografías que apoyan las denuncias, pues muestran varias de las tumbas del lugar abiertas por los criminales, mismos que no se molestan en intentar ocultar su delito después de tomar lo que quieren de adentro de los ataúdes.

La situación ha preocupado a los residentes de la zona y a los trabajadores del cementerio, los cuales señalan que no habían visto algo así antes.

De acuerdo con el medio estatal, una de las principales causas de esto es que el cementerio cuenta con apenas 10 trabajadores, número que no es suficiente para mantener el lugar bajo vigilancia constante.

La nota señala que los vigilantes trabajan un día y descansan dos, por lo que sería necesario duplicar el número de trabajadores para poder cuidar el lugar todas las noches.

Sin embargo, otro de los problemas a los que se enfrenta el cementerio es la falta de iluminación, misma que ha beneficiado a los criminales.

“Al no disponer de iluminación, la guardia se concentra en el área de la entrada, donde permanece uno de ellos por el día y dos por la noche”, señala la nota oficialista.

El lugar solo cuenta con la luz de la capilla principal, y, por si fuera poco, no tiene muros que impidan la entrada de personas desde el lado derecho del cementerio.

Al respecto, José Ángel García Rodríguez, administrador en funciones del lugar, señala que es imposible mantener una vigilancia completa en el cementerio, pues el ‘San Carlos Borromeo’ cuenta con 135.000 metros cuadrados de superficie, convirtiéndolo en el segundo más grande de la Isla.

Familias que se han visto víctimas de estas personas señalan que los criminales se llevan cráneos, costillas y los huesos más voluminosos, tomando en ocasiones la madera y el cartón que se utiliza en los ataúdes.

Según el periódico Girón, los ladrones toman también esculturas del cementerio, lápidas, argollas de bronce de las tumbas, mientras que los restos humanos los utilizan para presuntas ceremonias religiosas.

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