Descubren a balseros cubanos que fueron abandonados en una isla desierta en Puerto Rico
Un grupo de 48 balseros, entre ellos un número no especificado de cubanos, fue descubierto por las autoridades de Puerto Rico luego de haber sido abandonados en una isla desierta en Mona por un grupo de traficantes de personas.
De acuerdo con la agencia de noticias EFE, el grupo, compuesto también por personas de Haití y República Dominicana, había acordado ser trasladado hasta los Estados Unidos, pero fueron engañados y dejados a su suerte.
Según indicó la secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Anaís Rodríguez Vega, los migrantes fueron abandonados entre la tarde del miércoles y la madrugada del jueves en las playas de Sardinera y Pájaros, en la isla de Mona, una reserva natural al oeste de Puerto Rico.
La funcionaria indicó que los contrabandistas no fueron atrapados, y se sospecha que regresaron a alguna parte de República Dominicana.
Las autoridades señalaron que al menos uno de los migrantes abandonados tuvo que ser trasladado de emergencia al hospital, pues sufría un cuadro severo de deshidratación.
Hasta este viernes, las autoridades se encontraban trabajando para rescatar al resto de los migrantes, pues el lugar era de difícil acceso para grandes embarcaciones, por lo que se estaba llevando a cabo un plan para juntar a todos los balseros en un solo punto y rescatarlos con ayuda de aeronaves de la Guardia Costera del país boricua.
El citado medio indicó que, hasta que se lleve a cabo este plan, las autoridades se encontraban sobrevolando el área, dejando caer alimento y agua para ayudar a los migrantes.
La nota recalca que la isla de Mona se encuentra en el canal de mismo nombre, el cual separa a Puerto Rico de República Dominicana. Esta zona suele ser utilizada frecuentemente como ruta migratoria, y como consecuencia, se han registrado al menos dos naufragios en sus aguas en lo que va del 2022.
En el pasado, las autoridades costeras de EEUU han advertido a los ciudadanos cubanos que recurrir a traficantes de personas era una acción muy peligrosa, pues corrían el riesgo de perder la vida. Sin embargo, la situación actual de la Isla obliga a mucho a intentar buscar una mejor vida en el extranjero, incluso si eso significa arriesgarlo todo en un viaje del cual pueden no salir con vida.
