Díaz-Canel califica de “ataque terrorista” el tiroteo contra la embajada de Cuba en EEUU
El mandatario Miguel Díaz-Canel calificó de “ataque terrorista” el tiroteo perpetrado el pasado jueves, 30 de abril, por Alexander Alazo contra la embajada de Cuba en Washington D.C.
“Debo denunciar, por su gravedad, el ataque terrorista con fusil de asalto y más de 30 impactos de bala sufrido por nuestra Embajada en Washington D.C”, declaró Díaz-Canel el lunes durante una cumbre virtual del Movimiento de Países No Alineados.
“Y reclamar al Gobierno de Estados Unidos una investigación exhaustiva y rápida, sanciones severas y las medidas y garantías de seguridad de nuestras misiones diplomáticas en su territorio, tal como está obligado por la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961”.
El tiroteo del 30 de abril
Alexander Alazo —nacido en Cuba y un exmiembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR)— disparó, cerca de las 2:00 a.m (hora local), un rifle semiautomático AK-47 32 veceses contra la sede diplomática e intentó quemar una bandera cubana empapada en gasolina, pero no tuvo éxito.
Las balas perforaron la estatua de bronce del apóstol cubano José Martí, las columnas y la fachada del edificio. Asimismo, se hallaron agujeros en el cristal de la puerta y varios pedazos de vidrios y madera dispersos a lo largo del interior.
Cuando los agentes del Departamento de Policía Metropolitana interceptaron a Alazo en la calle, este aún sostenía la bandera cubana y gritaba “declaraciones sin sentido”. También recuperaron el rifle, las municiones y una sustancia blanca en polvo, que dio positivo por cocaína.
El criminal fue acusado de “ataque violento contra un funcionario o local extranjero”, daño a la propiedad de un gobierno extranjero y cargos por posesión de armas de fuego”.
Antecedentes
Durante el interrogatorio, Alazo, de 42 años, dijo haberse mudado a México en 2003 para solicitar asilo político en Estados Unidos. En 2014, regresó a la Isla para predicar en una iglesia. Fue en ese momento —asegura— que empezó a recibir “amenazadas del crimen organizado” cubano.
Poco a poco, comenzó a volverse más paranoico. En 2018 viajó a Alemania y otros países convencido de que lo estaban siguiendo.
Nueve meses antes del atentado, Alazo estuvo durmiendo en su auto porque los “elementos del Gobierno cubano lo perseguían” y no quería poner en riesgo a su familia. El criminal también fue tratado en un hospital psiquiátrico, por “escuchar voces en su cabeza” y en marzo, le recetaron medicamentos pero no cumplió el tratamiento.
De acuerdo con el informe policial, el objetivo del asalto contra la embajada cubana era “acabar con ellos, antes de que lo atraparan”.
En un día normal hubiera sido una “carnicería”
En una reciente entrevista concedida a AP, el embajador cubano José Cabañas explicó que, en el momento de asalto, había siete personas dentro de la embajada, principalmente personal de seguridad. Sin embargo, nadie resultó herido.
“Si esto hubiera sucedido en el medio del día, habría habido una carnicería”, dijo Cabañas, quien explicó que en una jornada típica habría cerca de 50 personas dentro de la instalación.
Cabañas, llamado a la escena en medio de la noche, elogió el trabajo realizado por la policía y el Servicio Secreto de Washington D.C. Sobre todo, por su respuesta rápida y “profesional”. No obstante, aclaró que la cooperación estadounidense se ha ralentizado desde entonces y las autoridades no han proporcionado más información sobre el sospechoso.
“Es importante recordar que varios grupos e individuos han operado durante muchos años y todavía operan dentro del territorio estadounidense con impunidad”, detalló.