Disparates del Cabo Malanga en el podcast de los Pichy Boys
Pese a haber compartido sin pena alguna varias anécdotas perturbadoras sobre su persona, Eliécer Ávila afirmo que deseaba perseguir una carrera política
El activista cubano Eliécer Ávila, mejor conocido en redes por su apodo de ‘Cabo Malanga’, se presentó esta semana en el podcast de los Pichy Boys, donde tocaron temas polémicos que mientras a la mayoría de las personas les daría vergüenza admitir a Ávila parecen llenarlo de orgullo.
Uno de los primeros temas de conversación que dejaron un mal sabor de boca vino luego de que el dúo humorístico le preguntara al Cabo Malanga cuál era el órgano reproductor femenino en el reino animal más parecido al de las mujeres.
Mientras cualquier otra persona podría considerar la pregunta de mal gusto, Ávila no tardó en responder que consideraba que era el del cerdo, lo que desató una serie de respuestas y burlas por parte de los Pichy Boys, los cuales recomendaron nunca comer puerco en la casa del activista.
Luego de esto, el dúo no dudó en preguntar, según la experiencia de Ávila, cuál era el animal más difícil de someter para tener relaciones sexuales, todo en un tono burlón que no encajaba con el delicado tema del que hablaban.
“De los animales, cuál es más incómodo”, preguntaron los humoristas, mientras Ávila, con lo que parece ser orgullo, afirmó que deseaba “desmitificar” algunas cosas que se decían.
“Vine a descontar toda la verdad. Hoy vas a saber que hay cosas que no funcionan, tú no has oído eso, eso es de todo el que no lo ha hecho” dijo mientras afirmó que si querías tener relaciones con una chiva, uno no podía solo meterse las patas del animal en los bolsillos.
“Eso no sirve, no, no, la chiva tiene casco y los cascos tienen punta, y cortan, y rayan y molestan, que no te puede imaginar”, explicó con lujo de detalle, mientras señalaba que los animales solían resistirse.
“¡La chiva es tóxica! Tengan cuidado con la chiva”, añadió el dúo mientras su invitado continuaba con el tema, demostrando una perturbadora experiencia en el asunto.
“Te lastima mucho y no, eso no funciona, es cuento, la mejor forma de llevarse una chiva es con un cómplice”, explicó.
El Cabo Malanga indicó que esta era una práctica relativamente común entre los más jóvenes de su comunidad, y que, pese a la gran experiencia que había demostrado con el tema, aseguró que había otros adolescentes que eran mucho peor.
“Déjame explicarte una cosa, yo no era ‘el malo’. Acuérdate que yo siempre fui estudioso, becado y eso, pero algún fin de semana me iba a pastorear las chivas de mi tío Miguel con el piquete de muchachos y todos los demás eran más ‘cinta negra’ que yo”.
Después, casi a manera de justificación, Ávila indicó que su papel solía ser el de “cómplice” para los otros, como si eso mejorara la imagen que dejaba semejante anécdota. “Yo era como que ‘sujeta a la chiva ahí, para que haga algo’, ¿eh?, Pero no era como ‘el malo’, para que la gente no diga: ‘c*ño, el malo’, no, hay más enfermos”, añadió.
El tema de los animales de granja continuó por unos minutos más, pero eventualmente cambió a otras anécdotas de la infancia del activista.
Luego de que los Pichy Boys indicaron que, ellos obviaron la parte de los animales debido a que estos no se encontraban cerca en La Habana, Ávila les dio la razón, señalando que en la capital solían inclinarse hacia los videos debido al acceso que tenía la capital a los DVD y a las computadoras.
No contentos con la conversación hasta ese momento, el dúo decidió pedirle más historias al Cabo Malanga, cuestionándolo sobre una visita a una playa nudista en España, algo que al parecer suele contarle a sus amistades cercanas.
Ahí el activista confesó sin una onza de vergüenza que suele tener facilidad para excitarse, algo que le ha traído problemas en ciertas situaciones. “Soy de erección fácil”, dijo mientras el dúo no pudo evitar reírse de la desafortunada frase.
En su última anécdota, Ávila dijo que visitó una playa nudista en Barcelona debido a que quería vivir dicha experiencia y deseaba demostrarse a sí mismo que podía controlarse en un ambiente nudista.
Al llegar, señala que vio a un grupo de jóvenes de entre 19 y 20 años, algo que lo puso nervioso, con lujo de detalle, y con su característica falta de vergüenza, Ávila las describió con términos un poco despectivos, refiriéndose a sus pechos como “torretas de tanque de guerra”, al hacer énfasis en el movimiento que estos hacían al caminar.
El Cabo Malanga dijo que se había puesto como meta el poder caminar hacia el grupo de jóvenes universitarias sin sufrir una erección, pero que a medio camino no pudo cumplir su objetivo, por lo que le pidió al amigo que lo acompañaba que se marcharan del lugar, debido a su falta de control.
Luego de dichas anécdotas, las cuales dejan ver el verdadero tipo de persona que es el denominado Cabo Malanga, tuvo la audacia de afirmar que tenía sus miras puestas en la política, incluso insinuando que podía llegar a ser presidente.
Para esto, dijo que debería primero volverse millonario, para que llegar a la política sin necesidad de recolectar dinero, como la mayoría de los funcionarios aspirantes a puestos de poder hacen.
“Está bueno, y aparte lo voy a lograr, sin duda alguna yo tengo que llegar, (…) a no ser que me maten los comunistas”, afirmó mientras decía que planeaba eventualmente volverse un empresario exitoso.
Mientras tener este tipo de aspiraciones no es nada malo, uno no puede evitar preguntarse en qué está pensando Ávila, en especial debido a la naturaleza que mostró durante el podcast con el dúo humorístico.
Ciertamente, mientras muchos políticos cuentan con pasados que podrían afectar sus carreras, las historias de lo que él hacía de joven se encuentran en otro nivel, y uno no puede evitar pensar qué clase de persona votaría por Eliécer Ávila durante su hipotética campaña luego de las historias que compartió en esta ocasión.