El Gobierno de los Estados Unidos ha declarado a la viruela de mono como una emergencia sanitaria pública, esto debido a la rapidez con la que la enfermedad ha acumulado 26.208 contagios.
Con esto, se ha autorizado la liberación de dinero federal y otros recursos similares para enfrentar la expansión de la enfermedad endémica de África.
“Estamos preparados para llevar nuestra respuesta al siguiente nivel, animamos a todos los estadounidenses a que se tomen en serio la viruela del mono y que se responsabilicen para ayudarnos a hacer frente a este virus”, declaró en una rueda de prensa Xavier Becerra, secretario de Salud de EEUU.
La medida llega dos semanas después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara el virus como una “emergencia de preocupación internacional” por su rápida expansión alrededor del mundo.
“Tenemos un brote que se ha propagado rápidamente por todo el mundo a través de nuevos modos de transmisión, sobre los que entendemos muy poco, y que cumple con los criterios de las normas sanitarias internacionales”, afirmó en aquella ocasión el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Al respecto, la administración del presidente Joe Biden informó que cuenta con 1,1 millones de dosis de la vacuna contra la viruela de mono, y señaló que aumentaría el número de pruebas para detectar la enfermedad a unas 80.000 por semana.
Por si fuera poco, el Gobierno norteamericano está a la espera de recibir 150.000 dosis más de la vacuna en septiembre, y otras dosis adicionales los meses de octubre y noviembre.
Cifras oficiales compartidas por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por siglas en inglés) revelan que los territorios más afectados en el país son California, Florida, Georgia, Illinois, Nueva York, Texas y el Distrito de Columbia, mientras que a nivel internacional, las naciones con más contagios son EEUU, Canadá, España, Francia, Alemania, Reino Unido, Bélgica, Países Bajos e Italia.
Es necesario señalar que, aunque la mayoría de los infectados iniciales eran miembros de la comunidad LGBTQ+, las autoridades sanitarias han recalcado que cualquiera puede ser infectado, y no es necesario el contacto sexual para ello.
Esto se debe a que la mayor carga viral se encuentra en las ampollas que se desarrollan en la piel de los infectados, y estas pueden contagiar a otra persona con el simple contacto físico.
Entre los síntomas de la enfermedad se encuentran dolores de cabeza, espalda y músculos, inflamación de los ganglios linfáticos, escalofríos, cansancio y la aparición de las mencionadas erupciones en la piel.
