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Fallece a los 95 años Mirta Díaz-Balart, la primera esposa de Fidel Castro

La mujer tuvo un hijo con el dictador, luego se divorció de él y formó una de las principales familias opositoras del exilio en Miami

La primera esposa del fallecido dictador Fidel Castro, Mirta Díaz-Balart Gutiérrez, murió este sábado 6 de julio a los 95 años.

La que fuera la madre del hijo mayor del infame dictador, Fidel Castro Díaz-Balart, habría fallecido en paz, rodeada de su familia y gente más cercana, en la ciudad de Madrid, España.

Pese al distanciamiento, la noticia fue confirmada en un mensaje de despedida escrito por su nieto, Fidel Antonio Castro Smirnov, hijo de ese único hijo que tuvo Mirta con el dictador, quien radica en Cuba y es profesor en dos de sus instituciones.

“Rodeada de mucho amor, partió mi querida abuela Mirta Díaz-Balart Gutiérrez. Se nos va una gran mujer. Su final no es la muerte. Permanecerán eternos su especial cariño, lealtad y extraordinaria historia. Seguirá siendo la forma más concreta y amable de lo hermoso”, escribió el nieto en X.

Nacida en La Habana el 30 de septiembre de 1928, Mirta Francisca de la Caridad Díaz-Balart Gutiérrez fue hija de un acaudalado político cubano de la época.

Estudiaba Filosofía en la Universidad de La Habana cuando conoció a Fidel, entonces alumno de la Facultad de Derecho y dirigente estudiantil. Se casaron en 1948 con la oposición de la familia de ella, que a pesar de todo financió la boda, y pasaron una luna de miel en Miami y Nueva York.

En 1949 nació ‘Fidelito’, el único hijo de la pareja, el cual se suicidó en 2018, mientras ostentaba un cargo público en Cuba. Mirta y Fidel se divorciaron en 1955, cuando Fidel estaba exiliado en México.

Ella logró quedarse con la custodia única del niño, y en 1956, se casó con el abogado Emilio Núñez Blanco, proveniente de una familia leal a Fulgencio Batista e hijo de un exembajador cubano ante la ONU, Emilio Núñez Portuondo.

De acuerdo con un reportaje de El Mundo, cuando Fidel se enteró de la boda de su exesposa hizo que le enviaran su hijo a México, con la excusa de que quería despedirse de él, pues todavía se encontraba en enfrentamientos políticos armados, pero cuando lo tuvo lo retuvo a la fuerza.

Fue el propio Núñez Portuondo quien rescató a Fidelito, y tras el triunfo de la revolución, en 1968 Mirta y él, partieron definitivamente hacia España, enviando a Fidelito a estudiar a la hoy extinta Unión Soviética.

Emilio se volvió uno de los principales detractores del castrismo en el exilio, y colaboraba en varios periódicos de Miami, mientras ella, por su parte, mantuvo toda su vida un perfil bajo, sin mostrarse jamás en medios, ni hablar nada de su pasado o de su relación con Fidel.

“Nunca habló mal ni bien de Fidel, jamás habló. Incluso para quienes conocíamos su pasado, era innombrable, quizá porque quería borrar esa página de su existencia”, reveló un amigo de la familia al citado medio.

Díaz-Balart y Núñez se volvieron padres de dos hijas, Mirta y América Silvia, y a la fecha constituyen una de las principales familias de la oposición en el exilio de Miami, mientras Fidelito y su descendencia, incluyendo al nieto que la despidió en redes, se mantienen como parte de la dictadura castrista.

 

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