Gobierno de Holanda y República Checa en apoyo al MSI: “Respeten la libertad de expresión”
Luego de que agentes de la Seguridad del Estado y de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) irrumpieran en la sede del Movimiento San Isidro en la noche de este jueves para arrestar a sus integrantes, varias han sido las voces que se han solidarizado con la causa de los cubanos.
Tal es el caso de Bahia Tahzib-Lie, embajadora de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino de los Países Bajos (Holanda), quien a través de sus redes sociales mostró su preocupación a las violaciones de derechos humanos que está llevando a cabo el régimen de Cuba contra los disidentes dentro de la Isla.
“Países Bajos está preocupado por la situación de derechos humanos en Cuba e insta al gobierno cubano a defender la letra y el espíritu de la Declaración Universal de Derechos Humanos”, declaró en un tuit la máxima representante de Holanda en materia de política exterior.
Asimismo, la funcionaria exigió al gobierno cubano “respeto a la libertad de expresión y manifestación” y que se abstuviera de “arrestos y detenciones arbitrarias”.
Otro gobierno que manifestó su apoyo fue el de República Checa, cuyo Ministro de Relaciones Exteriores, Tomáš Petříček, condenó la represión comunista y manifestó su preocupación por los huelguistas del Movimiento San Isidro.
“Estoy profundamente preocupado por la reciente ola de represión contra el Movimiento San Isidro en Cuba. Insto a las autoridades cubanas a respetar plenamente los derechos humanos de todos sus ciudadanos”, expresó en Twitter.
Las primeras protestas del Movimiento San Isidro se llevaron a cabo por la detención del rapero cubano el pasado 9 de noviembre, el cual fue arrestado supuestamente por el delito de desacato y condenado a 8 meses en prisión.
Tras este hecho, y luego de varias protestas pacíficas, los miembros del MSI decidieron ponerse en huelga de hambre con el objetivo de ser escuchados por las autoridades cubanas.
Desde entonces los opositores han recibido muestras de apoyo, traspasando las fronteras cubanas y captando la atención de varios gobiernos y organismos internacionales. En vista de esta influencia, la dictadura decidió terminar la manifestación de forma violenta, la única que conoce, despertando rechazo internacional.