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Joven multado por vender aguacate en Santiago de Cuba: “No dejan vivir”

Las autoridades han presumido su “efectividad” para privar a los ciudadanos de obtener ingresos en medio de la crisis alimentaria

Un joven cubano recibió una fuerte multa de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), por intentar vender aguacates que él mismo cosechó, en Santiago de Cuba.

A través de redes sociales, el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada compartió la denuncia de la tía del joven, quien expresó su frustración por la acción de las autoridades que básicamente bloquean cualquier medio para que los cubanos salgan adelante.

“No dejan a la juventud tranquila vivir”, se escucha decir a la mujer en un video compartido por Mayeta Labrada en su perfil de Facebook.

“El que arrebata, no lo cogen, al que está en banda (de delincuentes) no lo cogen, entonces ellos que están sentados ahí, buscándose su vida, porque aquí en este país no hay vida”, suena la voz alterada la mujer.

Y es que la ineficacia de la policía contra los delitos graves es bien conocida en la Isla, donde los robos, asaltos y violaciones rara vez son perseguidos, y la autoridad deja a los criminales salir libres e impunes, incluso cuando son capturados por la propia población.

En las imágenes compartidas por el periodista se aprecia a dos inspectoras, una de ellas tratando de ocultarse de la cámara, junto a dos policías están llenando un talonario de multas.

El joven se negó a firmar la multa, visiblemente alterado por la medida, por lo que un motorista intenta calmarlo para evitarle mayores problemas con las autoridades.

Las multas excesivas contra los cuentapropistas son una denuncia constante de los cubanos, que cada vez ven más difícil obtener un medio de sustento justo, incluso cuando se manejan dentro de lo que debería ser legal, como vender fiambres, en lugar de delinquir vendiendo divisas u otros medios ilegales.

El hecho de que el régimen se apropie de absolutamente todos los bienes naturales de la tierra y el mar, incluso cuando los ciudadanos trabajan para cosechar y gastan sus propios recursos en la siembra de hortalizas, es una de las mayores quejas, tanto de grandes productores, como de quienes intentan ganar solo unos pesos con cantidades pequeñas.

Ni siquiera por la aguda escasez alimentaria estas actividades son permitidas, y las autoridades presumen sus cifras de negocios cerrados y cubanos multados como si eso resolviera los problemas de la población, mientras las grandes multas resultan impagables para la mayoría, superando los miles de pesos.

Así ocurrió recientemente en La Habana, donde dos inspectoras impusieron 9,500 pesos de multa a un cubano discapacitado y padre de cuatro niños por vender cigarrillos en una parada de ómnibus.

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