A Kim Kardashian poco le han importado las reglas y el pudor a la hora de vestirse. Así que cuando se trata de mostrar su cuerpo con ropa supersexy o sin nada que la cubra, nadie la censura.
Todos saben cómo es la socialité y el público está acostumbrado a los looks llamativos que dejan muy poco a la imaginación y eso es algo que ya no sorprende a nadie. Sin embargo, su más reciente outfit sí que ha dejado a todos boquiabiertos, pese a no ser el más revelador de los que ha usado.
Lo que ocurrió esta vez es que la exesposa de Kanye West, lució un transparente y ajustado atuendo para visitar nada más y nada menos que un recinto sagrado. Hace poco la empresaria se fue a Roma junto con su equipo de glam y desde entonces la hemos visto disfrutando de la histórica ciudad y visitando lugares inolvidables de la capital de Italia.
Estando en Roma no podía faltar la visita a Vaticano, pues además de tratarse de la Santa Sede, la magnanimidad de este lugar, tanto por el arte como por su historia y realismo mágico, la socialité pasó por la casa del Papa Francisco, no sin antes causar polémica por su forma de vestir para visitar el mayor templo católico.
Lo cierto es que Kim Kardashian provocó todo un escándalo a su paso, pues para visitar esta maravilla del mundo, eligió un look que no está en los cánones para el ingreso al sagrado lugar.
La empresaria eligió un vestido blanco de encaje con transparencias, los hombros al descubierto y cutouts en la parte del estómago. Tanto a la entrada como salida del lugar, la abordaron algunos fotógrafos, pero ella rápidamente abordó el auto que la transportaba, no sin antes mostrar su sexy cuerpazo.
Junto al sencillo pero revelador traje, Kim eligió unas delicadas sandalias atadas al tobillo y modernos lentes de sol. Su maquillaje era supersencillo, y llevó el cabello recogido en un moño. Y aunque pareciera muy sutil este outfit, sin duda, fue una elección atrevida con un vestido tan sensual, que desató todo tipo de comentarios, sobre todo porque se supone que existen reglas que se deben seguir a la hora de visitar la Santa Sede.
Y así fue como la socialité ingresó al Vaticano sin respetar las normas de vestuario para su ingreso, como si nadie pudiera detener su paso.
