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¿La mpox es mortal? Te decimos qué es y cómo prevenir la viruela del mono

La enfermedad surgió en África y se ha expandido ya a Suecia, México y Pakistán, con casos más severos y propagación más rápida

La viruela del mono, conocida ahora por el anglicismo mpox, ha despertado las alarmas alrededor del mundo luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitiera esta semana una alerta sanitaria por el descubrimiento y expansión de una nueva cepa.

Ahora que nuevos casos han llegado a Europa, América y Asia, particularmente en México, Suecia y Pakistán, la población teme un confinamiento como el ocurrido con el COVID-19, pero ¿Es realmente preocupante la situación actual del virus?

¿Qué es la mpox?

La mpox se transmite de animales a humanos, y entre personas, es una enfermedad mucho menos grave y contagiosa que la viruela común. Ambos son infecciones por Orthopoxvirus, un género de 12 virus que también incluye la viruela vacuna y la viruela del camello.

Existen dos variedades genéticas o “clados” distintas: el clado I (causante del brote actual) que mata a uno de cada 10 infectados; y el clado II (que causó brotes en 2022), que es mucho menos mortífero, con una tasa de mortalidad inferior al 1%.

 

Una nueva versión del virus del clado I, denominada clado Ib, es la que apareció en el brote actual y la que motivó la declaración de emergencia de la OMS, pues puede ser más grave o transmisible, sin embargo, ya que el contagio es por contacto directo, todavía no se habla de una nueva fase de confinamiento como la ocurrida en 2020 con el COVID-19.

¿La mpox es mortal?

Si bien existe un riesgo alto de contagio con la nueva variante descubierta, que puede llegar a ser más agresiva, este riesgo es particularmente para los sectores más vulnerables, como los niños -con la mayor parte de las muertes en África siendo en menores de 15 años-, los ancianos, y aquellos con el sistema inmunológico comprometido.

La mpox se manifiesta en dos fases clínicas, siendo la primera un periodo prodrómico (inicial) con síntomas como fiebre, dolor de cabeza intenso; linfadenopatía, es decir, inflamación de los ganglios linfáticos, que en respuesta a la infección se hinchan, lo que puede notarse en cuello, axilas, ingles, tórax y abdomen; lumbalgia (dolor de espalda baja), mialgias (dolor muscular) y astenia (fatiga crónica).

 

La segunda etapa es la de erupciones cutáneas, llagas en la piel que se presentan desde la cara y se extienden al resto del cuerpo. El diagnóstico preciso se consigue con una prueba PCR de las lesiones, aunque actualmente no existe un tratamiento específico ni una vacuna disponible.

La nueva cepa muestra una mayor capacidad de propagación y casos más severos, y aunque mantiene una tasa de mortalidad de hasta el 10%, hay que considerar que esto se dio en países donde, por desgracia, no se tuvieron los medios para atender con rapidez a los pacientes más delicados, siendo niños menores de 5 años el 62% de los fallecidos.

De manera general, se recomienda evitar lugares concurridos en donde se tenga contacto con otras personas, como balnearios, playas, probadores, etc., así como lavarse constantemente las manos y evitar mantener encuentros sexuales con personas desconocidas, pues la principal fuente de contagios son los fluidos corporales.

Esta es la segunda ocasión en la que la OMS activa el nivel máximo de alerta para esta enfermedad, y la octava vez que activa la alerta por cualquier padecimiento en su historia.

 

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