¿Los dictadores se pintan el cabello? Los cuidados a la imagen de Raúl Castro
El régimen cuida que el líder comunista no se vea vulnerable en medio de la crisis que tiene a los cubanos al borde de la rebelión
Desde los primeros días del movimiento guerrillero liderado por Fidel Castro en la Sierra Maestra, la apariencia de Raúl Castro, su hermano, no pasó desapercibida y fue objeto de diversos comentarios. En aquel entonces, se destacaba su cabello largo recogido en una cola de caballo como un detalle distintivo.
Con el paso del tiempo y tras décadas de su liderazgo en la dictadura, la aparente falta de canas en algunas de sus apariciones públicas dio pie a rumores sobre la posible utilización de tintes para el cabello, una práctica común entre figuras públicas que buscan proyectar juventud y energía.
A lo largo de los años, la imagen del exmandatario experimentó cambios notables. En ocasiones, su cabello lucía significativamente más oscuro, mientras que en otras predominaban las canas. Estas alternancias en su apariencia generaban especulaciones sobre posibles ajustes intencionados en su imagen.
No obstante, nunca hubo una confirmación oficial que respaldara si el general de Ejército recurría al uso de productos para teñirse el cabello. Sin embargo, según información obtenida por Periódico Cubano y un análisis detallado de fotografías, se han observado algunos detalles interesantes.
En al menos tres imágenes a color de alta resolución, se aprecia a un Raúl Castro en sus cincuenta años sin rastros de canas, algo notable para su edad. En una de estas fotografías, es evidente el contraste entre su bigote y el cabello que sobresale bajo su gorra.
Expertos señalan que las decisiones relacionadas con la apariencia física suelen formar parte de estrategias de comunicación empleadas por líderes políticos. Cuidar su imagen pública es una herramienta esencial para transmitir fuerza o dinamismo, especialmente en etapas avanzadas de su vida política.
Sin embargo, en el caso de Raúl Castro, esta situación resulta particularmente llamativa y única dentro de los círculos de poder cubanos. Las autoridades nunca emitieron declaraciones al respecto, dejando el tema abierto a interpretaciones y especulaciones.
Aunque con el tiempo las apariciones públicas de Raúl Castro se volvieron menos frecuentes, su figura continuó atrayendo atención. Cada detalle, desde su forma de expresarse hasta su aspecto físico, seguía generando interés tanto en la isla como entre los cubanos que residen fuera de ella.
Su última aparición pública se dio en la llamada Marcha del Pueblo Combatiente, donde el régimen cubano desperdició toneladas de combustible que, supuestamente no tienen, para dar la imagen de que tienen muchos seguidores, alimentando automóviles y autobuses llenos de sus acarriados en medio de una marcada crisis energética.