“No hay nada que festejar”: la franca reflexión del actor cubano Mario Rodríguez Tarife
El reconocido actor cubano Mario Rodríguez Tarife utilizó sus redes sociales para criticar la actual situación que se vive en Cuba, asegurando que este diciembre, la Isla no tenía nada que festejar.
Mediante una reflexión compartida en su perfil de Facebook, Rodríguez indicó que los habitantes de Cuba no tenían mucho de lo que estar agradecido, solo la decadencia y el fracaso.
“Hoy fui a la bodega. Llegó el ron de fin de año. Es vergonzoso. Vino en un litro plástico donde se enlaza el aceite. Por eso digo que para nosotros la patria está de luto. No hay nada que festejar. Solo nuestra decadencia y nuestro fracaso. Qué bajo hemos caído. ¡Qué desastre!”, se lee en su publicación.
La reflexión del intérprete recibió cientos de reacciones, siendo compartida también por decenas de ciudadanos, algunos de los cuales dejaron en claro que compartían su punto de vista.
“‘Vergonzoso’ creo que se queda corto”, “Cuanta tristeza para unos días que antes era de gran alegría” y “Lo peor de todo es que no hay voluntad de cambio”, fueron solo algunos de los comentarios hechos por usuarios de la misma red social.
De igual manera, otros señalaron que la situación era la misma, e incluso peor, en otras regiones de la Isla, algo de lo que responsabilizaban a las autoridades castristas, las cuales, al parecer de estos usuarios, no respetan a su pueblo.
“Los de provincia ni eso tenemos, llevamos días haciendo colas para un trozo de carne, verdaderamente no hay nada que celebrar”, “Más de 60 años de atropellos, de engaños y esclavitud no podían llevar a Cuba a otro destino como el que le han impuesto” y “Que falta de respeto, no consideran a su pueblo para nada, tratan al pueblo como un trapo, qué vergüenza”, son ejemplos de estos comentarios.
La decepción del actor, y la de sus seguidores, no es para menos, pues Cuba atraviesa una de las peores crisis económicas este fin de año, con la escasez de alimentos y medicamentos marcando gran parte del 2022.
Estas mismas han obligado a cada vez más ciudadanos de la Isla a intentar escapar al extranjero en busca de mejores oportunidades, ya sea por mar, o por tierra, a través de Nicaragua, uno de los pocos países que mantiene una política de libre visado para los antillanos.