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Omara Durand y Mijaín López reciben mísero premio por sus medallas Olímpicas

Los dos atletas ganaron tres y cinco oros, respectivamente, en varias Olimpiadas y Paraolimpiadas, pero solo tienen reconocimiento simbólico

La recompensa para los atletas que pusieron en alto el nombre de Cuba durante los pasados Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024 es principalmente emocional, pues la Isla invierte poco, o nada, en premiar la efectividad y la lealtad de sus deportistas.

Y es que la Isla no ha fallado en crear atletas capaces, que puedan ponerse a la altura de los mejores del mundo, pero sí en conservarlos, pues muchos deciden escapar en cuanto tienen oportunidad de pisar otro país, y la justa olímpica celebrada en Francia lo dejó ver.

Varios fueron los cubanos compitiendo para delegaciones extranjeras, o incluso sin bandera, durante la justa global, y tal parece que esa fue la decisión correcta, pues sus compatriotas que sí se quedaron a dar la cara por la Isla comunista recibieron una recompensa menos que pobre.

Las dos grandes estrellas de Olímpicos y Paralímpicos, Mijaín López y Omara Durand, respectivamente, apenas y fueron merecedores de una réplica del “Machete de Maceo”, un reconocimiento otorgado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

Los dos deportistas, ataviados con guayaberas, fueron reconocidos en una ceremonia en la Sala Universal de las Far, ante el ministro Álvaro López Miera y otros jefes de ese ministerio, según informó el oficialista Cubadebate.

El guía de Durand, Yuniol Kindelán, recibió por su parte la Medalla Fraternidad Combativa, para completar el trío de premiados por las FAR.

Sin embargo, no se habló de ningún premio en efectivo, menos aún un inmueble o algo que sea realmente de utilidad para los deportistas, que se han convertido en leyendas del deporte cubano por tener el oro en cinco y  tres olimpiadas y paraolimpiadas seguidas respectivamente, y que sin duda habrían encontrado un mejor destino si hubieran salido de Cuba para representar a otros países hace años.

Y es que mientras países como Francia, Estados Unidos, Corea del Sur, o incluso países de Latinoamérica como Brasil, Colombia y México premian a sus medallistas con grandes sumas en efectivo que van de los 30.000 a los 750.000 dólares, así como casas, departamentos, automóviles y hasta cabezas de ganado, en Cuba solo reciben felicitaciones y las “gracias”.

La situación ha sido evidente con otros medallistas aún menos afortunados que los tricampeones, como Yusneilys Guzmán, primera luchadora cubana en ganar medalla de plata en los 50 kg del estilo libre, y que fue recibida solo por sus cercanos con algunas viandas conseguidas con mucho esfuerzo.

También el triplista cubano Andy Hechavarría desató polémica, al rematar en redes sociales el teléfono celular que regalaron a todos los atletas en la cita olímpica. Anunciando en apenas 900 dólares el aparato exclusivo Samsung Galaxy Z Flip 6 de edición limitada.

Este acto muestra la enorme necesidad de los atletas de élite del país, que no son diferentes de otros ciudadanos, no encuentran un trato privilegiado, y pasan las mismas dificultades para mantenerse que el resto, entre escasez de alimentos, apagones y crisis económica, esforzándose por destacar sin que les represente ninguna mejora en su calidad de vida.

 

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