Orden ejecutiva de Trump limita el acceso de Cuba a tecnología de EEUU
La medida está dirigida a “adversarios extranjeros”, entre los cuales también se encuentran países como China y Venezuela
En una medida que refuerza la política de seguridad nacional y la defensa de la industria tecnológica, el presidente Donald J. Trump firmó este viernes 21 de febrero una orden ejecutiva orientada a restringir la transferencia de tecnología de origen estadounidense a países catalogados como “adversarios extranjeros”, entre los cuales se encuentra Cuba.
De igual manera, países como China y Venezuela se ven afectados, con la medida abarcando sectores críticos como la inteligencia artificial, los semiconductores y los avances en biotecnología.
El documento oficial sustenta la decisión con el argumento de que “la seguridad económica es seguridad nacional”, enfatizando la imperiosa necesidad de resguardar las infraestructuras tecnológicas frente a amenazas externas.
La resolución señala de forma explícita a China, Hong Kong, Macao, Cuba, Irán, Corea del Norte, Rusia y el “régimen del político venezolano Nicolás Maduro”, sin detallar medidas adicionales pero dejando abierta la posibilidad de futuras acciones en este ámbito.
Uno de los aspectos más destacados del texto es la atención prestada a China. La administración estadounidense acusa a empresas vinculadas a Pekín de utilizar inversiones en suelo americano para acceder a tecnologías clave, al tiempo que advierte que el régimen chino estaría empleando tecnología de EEUU para modernizar su aparato militar, situación que se considera un riesgo directo para la seguridad nacional.
Esta orden ejecutiva se suma a una serie de restricciones que el mandatario ha venido implementando desde su regreso a la Casa Blanca el pasado 20 de enero. Entre ellas, se incluyen medidas comerciales dirigidas a reequilibrar la balanza y ejercer presión sobre países como México y Canadá en materia de migración y narcotráfico, así como la imposición de un arancel del 10 % a productos chinos, complementario a las tasas vigentes de su primer mandato (2017-2021).
A estas acciones se suman restricciones anteriores, implementadas por la administración de Joe Biden, que limitaron la exportación de semiconductores y tecnología de inteligencia artificial a China, lo que motivó a Pekín a instaurar controles a la exportación de grafito, insumo esencial para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos.
Expertos en política exterior advierten que tales medidas podrían desencadenar represalias comerciales y aumentar las tensiones geopolíticas, afectando la estabilidad económica global.
En Washington, la opinión se divide: mientras algunos legisladores republicanos consideran la orden un paso indispensable para “frenar la influencia extranjera sobre tecnologías críticas”, otros especialistas advierten que la iniciativa podría minar la competitividad y la capacidad innovadora de las empresas tecnológicas estadounidenses.
La inclusión de Cuba en esta lista resulta especialmente polémica. Más allá de la lógica de seguridad que argumenta la administración, la medida adquiere un tinte simbólico al dirigirse contra un régimen autoritario que, históricamente, ha sido objeto de críticas por su falta de transparencia y democracia.
La administración Trump sostiene que sus acciones son esenciales para evitar que tecnologías estratégicas “caigan en manos de actores hostiles”, un argumento que, pese a las críticas y las incertidumbres sobre sus futuras implicaciones, se mantiene como eje central de la política de defensa de EEUU.