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Panamá libera a migrantes deportados de EEUU: les impone un plazo para salir

Defensores de derechos humanos han denunciado que el pacto entre EEUU y Panamá no considera el derecho de los migrantes a solicitar refugio

Panamá ha puesto en libertad a decenas de migrantes que permanecían retenidos en un campamento remoto tras ser deportados desde Estados Unidos. Las autoridades les han concedido 30 días para abandonar el país, una medida que ha dejado a los afectados en una situación de incertidumbre.

Los migrantes, originarios de diversas naciones como China, Rusia, Pakistán, Irán y Nepal, fueron trasladados a Panamá en virtud de un acuerdo entre el gobierno de Donald J. Trump y el país centroamericano, con el objetivo de agilizar las deportaciones.

Grupos defensores de derechos humanos han criticado duramente este acuerdo, argumentando que ha convertido a Panamá en un “agujero negro” para los migrantes deportados, sometiéndolos a condiciones inhumanas, sin acceso a asistencia legal ni a sus pertenencias. La presión internacional finalmente llevó a la liberación de los extranjeros el sábado.

Los testimonios de los migrantes liberados revelan el sufrimiento que enfrentaron durante su retención.

Hayatullah Omagh, un afgano de 29 años que huyó tras la llegada de los talibanes al poder, describió la escasez de alimentos y el calor insoportable dentro del campamento.

“Mi esperanza era la libertad. Simplemente, la libertad”, expresó a la agencia de noticias AP, lamentando que no se le permitiera solicitar asilo en Estados Unidos.

Algunos deportados denunciaron que las autoridades panameñas reprimieron a quienes protestaban por el trato recibido. Mencionaron, por ejemplo, el caso de un migrante chino que realizó una huelga de hambre durante una semana, así como un motín frustrado tras la exigencia de un detenido de recuperar su teléfono móvil.

El futuro de estos migrantes sigue siendo incierto, ya que Panamá no les permite solicitar asilo, dejándolos sin opciones legales para permanecer en el país. Si bien a algunos se les concedió una extensión de 60 días, la mayoría desconoce qué hará una vez finalizado ese periodo.

El viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Ruiz Hernández, se manifestó con claridad sobre la posición del gobierno panameño.

“Ninguno de ellos quiere quedarse en Panamá. Quieren irse a Estados Unidos”. Sin embargo, tras ser deportados, la posibilidad de regresar a territorio estadounidense es prácticamente imposible.

Defensores de derechos humanos han denunciado que el pacto entre Estados Unidos y Panamá es un mecanismo para externalizar las deportaciones, sin considerar el derecho de los migrantes a solicitar refugio.

“Panamá y Costa Rica se han convertido en puntos de tránsito sin garantías para quienes huyen de la persecución”, alertaron abogados y activistas.

Durante la liberación, organizaciones humanitarias identificaron al menos tres casos de migrantes en estado crítico. Uno de ellos llevaba más de una semana vomitando, mientras que otro, diabético, no había recibido insulina en su detención. También se halló a un hombre con VIH que estuvo semanas sin tratamiento.

Los migrantes liberados ahora buscan refugio temporal con la ayuda de organizaciones humanitarias. Algunos intentan encontrar un tercer país que los reciba, aunque las opciones son limitadas. Para Omagh, su única esperanza es obtener una visa en otra nación, algo cada vez más complicado para los afganos.

Entre los deportados también está Nikita Gaponov, un ruso de 27 años que escapó de la represión contra la comunidad LGBTQ+ en su país. Fue detenido al cruzar la frontera de Estados Unidos y nunca tuvo la oportunidad de solicitar asilo. “Dormiré en el suelo esta noche”, dijo tras llegar a la terminal de autobuses en Panamá.

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