Las acciones del piloto cubano Rubén Martínez Machado, quien robó una avioneta estatal el pasado viernes para huir de la Isla y volar hasta los Estados Unidos, se volvieron una noticia viral, sin embargo, este no es el primer antillano en realizar algo así, pues tres más lo han hecho a lo largo de la historia.
Rafael del Pino Díaz
El primero registrado fue el general Rafael del Pino Díaz, el segundo jefe del Estado Mayor, quien en 1987 se apoderó de una avioneta Cessna 402 para volar en compañía de su esposa y tres hijos a Florida.
El hombre voló unas 90 millas hasta aterrizar en la base naval de Cayo Hueso, siendo interrogado por el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), recibiendo un asilo político posteriormente.
Del Pino ocupó la máxima jefatura de la Fuerza Aérea castrista, destacando en el ámbito civil por su militancia comunista al participar en el primer y segundo congresos del Partido Comunista (PCC).
Orestes Lorenzo
El mayor Orestes Lorenzo desertó en marzo de 1991 a bordo de un caza MIG-23 durante unos ejercicios de entrenamiento, volando hasta la estación aeronaval de Boca Chica, en los Cayos de la Florida.
Lorenzo se arriesgó a ser derribado por la defensa aérea de EEUU, pues utilizó la velocidad máxima de la aeronave, una de las más modernas en su momento, para cruzar el Estrecho de Florida en solo 10 minutos.
Al arribar a EEUU, el cubano se manifestó en contra de los ideales del régimen castrista, asegurando que existía una falta de libertades políticas en la Isla.
El segundo viaje de Orestes Lorenzo
Por si fuera poco, Orestes Lorenzo regresó a la Isla en diciembre de 1991, ejecutando lo que muchos califican como el “vuelo del amor”, en el cual burló la seguridad aérea de Cuba para rescatar a su esposa y a sus hijos, los cuales habían sufrido acoso por parte de las autoridades desde que este desertó.
El espía René González
El caso más conocido por la comunidad cubana dentro y fuera de la Isla es el de René González, quien se “robó” una avioneta para escapar de la Isla y solicitar asilo político. Sin embargo, González terminó siendo un espía enviado por el Gobierno castrista para monitorear presuntos grupos hostiles hacia la Isla.
Su trabajo duró casi ocho años, pero llegó a su fin cuando la Red Avispa, de la cual formaba parte, cayera ante un operativo ejecutado por el FBI en 1998. González y sus compañeros fueron enjuiciados y encarcelados por casi 14 años.
