La experiencia personal del pastor cubano Jorge Luis Pérez Vázquez se suma esta semana a las incontables denuncias contra la mal llamada “potencia médica”, el rubro millonario con el que Cuba obtiene su principal fuente de ingresos por exportación.
Si bien el Gobierno vende su sistema sanitario como uno de los mejores del mundo, la realidad es que en el país ningún hospital cuenta con la infraestructura necesaria para ofrecer una atención digna a los pacientes y cada año son disímiles los casos de negligencia que salen a la luz.
Una víctima reciente fue Fernando Lora Crespo, suegro del pastor Pérez Vázquez, a quien ingresaron en el Hospital Provincial Saturnino Lora de la oriental provincia Santiago de Cuba. Allí, el paciente llegó accidentado, con cuatro costillas rotas y daños en el pulmón.
El pronóstico del doctor que lo atendió fue que debía ser operado de urgencia, pero que no era de gravedad. “Esto nos dio a toda la familia un gran alivio y consuelo”, escribió el pastor.
Dos horas más tarde, el paciente seguía acostada sobre una mesa acerada, fría y sin sábanas y con respiración deficiente. “Estábamos atónitos, yo he tenido oportunidad de visitar hospitales en países como Ecuador, Perú, Colombia, Estados Unidos, República Dominicana. Y no daba crédito a lo que veía”, agregó.
“Hasta las 5.00pm de la tarde estuvo en esta sala de curación, quejándose de los dolores y desesperados, fue un gran alivio, cuando vino un camillero y lo llevó directo al salón de cirugía. Realmente no sabemos que sucedió allí dentro, pero recibimos la gran noticia, que la operación fue todo un éxito, y que Fernando estaría estable”.
El médico a cargo notificó a la familia que solo quedaba enviar al paciente a la sala de recuperación y observar su estado de evolución. Pero las sorpresas desagradables seguían llegando.
“La cama donde estaría recuperándose estaba en condiciones infrahumanas, desde las sábanas, hasta la habitación. Realmente decepcionante. La cama, estaba rota. Para que el paciente quedara con la cabeza levantada le pusieron una silla, también rota. Después de protestar enérgicamente, cambiaron la cama por otra menos destartalada”, contó el religioso, que se quedó con su esposa para cuidar a Fernando.
“La evolución jamás fue de alivio. El dolor jamás disminuyó, a la 1 de la madrugada era tan fuerte el dolor que solicitamos la asistencia de la enfermera, y simplemente respondió que hasta las 7.00 de la mañana no le corresponde la próxima inyección de dipirona”.
La esposa de Pérez Vázquez comenzó a llorar e hizo cuanto pudo para aliviar el dolor de su padre hasta las 3.20 am, cuando solicitaron la asistencia del médico. Pero a esa hora ya Fernando no tenía fuerzas.
Minutos más tarde falleció. “Ya nuestro (Chichi) Fernando Lora Crespo, sin nosotros conocer por qué, terminó su lucha contra el dolor, el dolor lo venció, y sencillamente, pasó a la eternidad”.
“Lo pusieron en otra mesa de acero níquel. Mi esposa y una sobrina lo vistieron y a esperar la caja de depósito del cuerpo, que llegó horas más tarde”, escribió el pastor.
Pero el féretro era muy pequeño para el ahora fallecido y después de los trámites para conseguir otro, se supo que tampoco había transporte para llevarlo hacia la funeraria.
“Primero había que enterrar a los que están en la funeraria, y luego trasladar a los que están en espera muertos en el hospital. La casa donde se realizaría el velatorio estuvo desde antes de las 8.00 am esperando al difunto, pero hasta cerca de la 1.00 de la tarde no hubo transporte”
El sepelio que estaba programado para las 7.30 am también demoró, pues el carro fúnebre llegó tarde.
“Solo me queda decirles que creemos enérgicamente que Fernando Lora Crespo murió por negligencia del cuerpo médico, aunque debo reconocer, que cada cual DA LO QUE TIENE”, finalizó el pastor, que reside en Maceo #41 El Cristo, Santiago de Cuba.
