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¿Pueden los grillos de Cuba ser la causa del “Síndrome de La Habana”?

EEUU sigue denunciando un ataque sónico y el régimen castrista se defiende culpando a la fauna local, pero ¿Qué tan viable es su versión?

El llamado “Síndrome de La Habana” ha sido uno de temas de polémica entre Estados Unidos y Cuba desde hace casi una década, provocando incluso el cierre de la Embajada del país norteamericano en la Isla por más de dos años.

Los síntomas, que comenzaron a presentarse en personal de la embajada estadounidense en la Isla en 2016, incluyen mareos, jaquecas, náusea, pérdida de la coordinación e insomnio.

Mientras el gobierno de EEUU defiende que sus funcionarios han sido atacados con armas ultrasónicas por el régimen de Cuba, este último asegura que se trata todo de un invento para retratar mal al país y su gobierno, e incluso justificar posibles ataques y la continuidad del embargo económico a la Isla.

Tras años de investigaciones en los que científicos estadounidenses han fallado en encontrar las causas para el padecimiento, que en algunos afectados ha tenido consecuencias permanentes, y que se ha presentado, no solo en diplomáticos de EEUU, sino también de Canadá, una nueva teoría surgió.

El gobierno de La Habana se hizo eco de un estudio realizado por los científicos Alexander L. Stubbs y Fernando Montealegre, y publicado por Associated Press en 2019, no se sabe si verificado por pares, en donde afirman que el “ataque sónico” es en realidad el canto de grillos caribeños.

Según el supuesto estudio, las frecuencias del canto de los grillos coinciden con las reportadas por las mediciones de los investigadores extranjeros, aunque no da ninguna base a por qué el canto afectaría neuronalmente a las personas, y, en tal caso, por qué solo a un puñado de ellas y justo en la zona de la embajada.

En ese sentido, un profesor de física de La Habana, compartió en anonimato con Periódico Cubano sus impresiones del estudio, negando que sea posible que el canto de los grillos cause los síntomas descritos, y negando, para empezar, que las frecuencias coincidan con las investigadas.

El científico explica que la suma de decibeles (dB) no es como la suma de objetos numéricos, sino que es logarítmica y requiere fórmulas dando un resultado mucho menor a lo que sería convencional. Es decir, que aunque los grillos analizados emiten 80 dB cada uno, si hubiera dos grillos no se sumarían 160 dB, sino apenas 83 dB.

En ese sentido, para juntar los 120 dB que dañaron a los diplomáticos, tendría que haber concentrados, exactamente dentro de la embajada o al menos bajo la ventana de los afectados, un total de 10.321 grillos, todos cantando en unísono.

“Literalmente, tendrían que ser miles de ellos para alcanzar los 120 dB y provocar los síntomas y daños que los afectados presentaron. Sabiendo esto, quedaría por comprobar la existencia de 10 mil grillos dentro de una oficina de la embajada americana o en una habitación del hotel Capri, para luego considerar a estos animalitos como causa de los ataques sónicos”, declaró.

Hasta ahora, la fuente del llamado síndrome de La Habana se mantiene desconocida, con las versiones de los afectados apuntando a un solo zumbido que se prolongó por unos minutos, fortaleciendo la teoría de un ataque.

De momento, al menos la opción de una fuente natural biológica del sonido puede quedar descartada, especialmente si se refiere a que dicha fuente son insectos locales.

Simulación de suma de grillos y los dB que producen. ( Foto © Periódico Cubano)
Simulación de suma de grillos y los dB que producen. (Foto © Periódico Cubano)

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