Fallece Waldo Santiago, primer árbitro cubano de boxeo en los Juegos Olímpicos
El destacado pugilista cubano, Waldo Santiago, falleció hoy en La Habana, según dio a conocer la Federación Cubana de Boxeo, por lo que autoridades del Instituto de Deportes y Recreación de Medellín y el Comité Olímpico Cubano han expresado su pésame a la familia del boxeador.
Natural de Camagüey, Waldo tuvo enorme experiencia como atleta, directivo y entrenador y en 1961 se erigió monarca de los 71 kg en el primer Torneo Nacional de Boxeo Playa Girón, celebrado en La Habana.
Entre 1965 y 1980, fue Comisionado nacional y presidente de la Federación Cubana de Boxeo, además fue también vicepresidente de la federación internacional de 1974 a 1978 y fue árbitro Internacional con presencia en dos Juegos Olímpicos y entrenador de la selección élite juvenil durante 33 años.
En 1968, se convirtió en un hito de este deporte, al convertirse en el primer árbitro cubano de boxeo asistente a unos juegos olímpicos, los de México.
Durante una entrevista que sostuvo con Roberto Ramírez en 2014, recordó su llegada a los cuadriláteros, “mi padre era pelotero, bastante destacado, por cierto, pero fuimos cinco hermanos varones y todos nos decidimos por el boxeo. En mi caso a partir de un entrenador que propició que me enfrentara en una bronca callejera con otro muchachito y me vio algunas habilidades.
Por su prestigio internacional y sobre todo por su calidad deportiva, fue elegido para ocupar una de las vicepresidencias de La Asociación Internacional de Boxeo, conocida anteriormente como la Asociación Internacional de Boxeo Aficionado (AIBA), y también lideró la Confederación Panamericana de Boxeo.
En su carrera sobresale su labor como entrenador que dedicó a la selección juvenil cubana, basificada en el centro de alto rendimiento Giraldo Córdova Cardín, hoy Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento (ESFAAR).
Unos años antes de fallecer, en entrevista con Roberto Ramírez sobre su jubilación, declaró que: “El boxeo ha sido y es mi vida. Me dio la posibilidad de desarrollarme, servir a mi país y a la Revolución, conocer el mundo y contribuir modestamente a la gran obra que nos permitió todo esto”.
Hoy la familia deportiva del pugilismo cubano se encuentra de luto ante la pérdida de su entrañable compañero.
