Régimen amenaza a sobrevivientes de Bahía Honda para que den declaraciones falsas
Familiares de los sobrevivientes de la lancha que fue hundida por guardafronteras cubanos en Bahía Honda, Artemisa, a finales de octubre, denunciaron que el régimen castrista los está amenazando para que estos den declaraciones falsas ante cámaras.
Según declaraciones hechas al medio ADN Cuba este miércoles 9 de noviembre, los sobrevivientes están siendo llevados sin ninguna otra opción al centro de la Seguridad del Estado conocido como Villa Marista, donde están realizando grabaciones de audiovisuales en las que deben dar una versión diferente a los hechos que ocurrieron en Bahía Honda.
La denuncia de una de estas personas asegura que sus familiares son trasladados a esta sede sin recibir explicaciones, y que hasta ahora no les han revelado que planean hacer con las grabaciones.
“Necesitamos rápido que todas las redes informen que están intimidando a todos nuestros hijos, los tienen a todos en sus municipios detenidos para trasladarlos hacia Villa Marista sin darles explicaciones y los están obligando a dar nuevas versiones del asesinato y a grabar videos sin explicarles para qué son esos videos y mucho menos el destino que le darán”, dice una de las denuncias.
Los familiares pidieron al citado medio que se le dé visibilidad a lo que ocurría, antes de que el régimen utilizara las grabaciones para armar hechos falsos de lo ocurrido en Artemisa el pasado 29 de octubre, algo que el Gobierno suele hacer y compartir a través de sus medios oficialistas para justificar sus acciones.
“En medio de este dolor también tenemos esta persecución y estamos aterrorizados, cuando lo que deberíamos es haber recibido las condolencias”, dijo uno de los familiares de manera anónima.
“Por favor, necesitamos de urgencia que los medios nos ayuden a difundir la noticia de la nueva represalia que toma la dictadura en contra de los sobrevivientes”, añadió.
El incidente se registró cuando una lancha llena de personas que querían llegar a EEUU fue interceptada por las autoridades castristas. Mientras el Gobierno vendió lo ocurrido como un accidente, sobrevivientes aseguraron que los guardafronteras cubanos advirtieron que iban a partir la lancha, hecho que cumplieron a los pocos minutos con una serie de embestidas.
Esto provocó la muerte de al menos ocho personas, entre ellas una bebé de solo dos años de edad.
El régimen quiso justificar el hecho como un operativo de tráfico de personas, pero familiares desde Miami aseguraron que nadie en ese bote pagó nada por llegar a EEUU. Estas personas también dijeron que el listado de pasajeros nunca fue revelado, pues de hacerlo, el Gobierno cubano reconocería que la mayoría de estos formaba parte de la misma familia.