Al pasar los días, se han revelado más detalles sobre el caso de Héctor Darío Reyes, el periodista y fotógrafo cubano que fue asesinado en México.
De acuerdo con un texto compartido en el portal local Periodistas Unidos por el también comunicador Octavio Nava, el joven habría sido asfixiado en la vivienda que rentaba.
El texto señala que el periodista les brindó refugio a dos personas que lo habían ayudado a conseguir trabajo, y estas fueron las que terminaron quitándole la vida.
Nava señala que la vivienda en la que ocurrió todo se encuentra ubicada en la dirección Sur 125 A con número 87 de la colonia Cove, en la alcaldía Álvaro Obregón.
“Esa noche fatídica una mujer que pernoctaba en esa casa de huéspedes alertó a la novia de Héctor sobre gritos y violencia en el lugar donde rentaban ambos”, indica Nava.
Esta mujer le envió un mensaje de voz a la novia del periodista, pero esta no lo escuchó hasta la mañana siguiente. De acuerdo con la nota, la mujer dormí los fines de semana en la casa, pero ese día era jueves, por lo que no se encontraba.
La novia del cubano arribó al lugar alrededor de las 10:00 a.m., y al entrar, se sopó con el cuerpo sin vida de Reyes. La denunciante asegura que uno de los perpetradores se llama Gabriel, mientras que el otro es conocido como Víctor González.
Nava señala que los asesinos se llevaron varias cosas de la vivienda de Reyes, entre ellas una computadora en la que había poemas, fotografías y crónicas de los viajes del periodista a lo largo de 14 países, desde que salió de la Mayor de las Antillas.
El comunicador aclaró un rumor que aseguraba que el cubano había sido enterrado en una fosa común, señalando que este todavía se encontraba en la morgue, pues no había familiares que reclamaran su cuerpo. Sin embargo, si nadie lo reclama, este podría terminar en una de esas fosas.
Nava señala que el joven planeaba viajar a Alaska, pero no había podido iniciar el recorrido debido a la falta de recursos económicos, por lo que este se dedicaba a laborar en varios sitios para ahorrar.
Rayes batallaba para conseguir trabajos, pues perdió su acta de nacimiento en Ciudad Juárez, donde fue golpeado por presuntos militares mexicanos.
Al respecto, Nava responsabilizó a las autoridades migratorias de lo ocurrido, asegurando que las cosas no hubieran terminado así si el cubano hubiera recibido el apoyo necesario a la hora de “obtener documentos requeridos para poder conseguir un empleo digno”.
