Con una veintena de títulos de Grand Slam y una gracia incomparable, Roger Federer pasará a la historia del tenis como el practicante más ingenioso del juego y, en opinión de muchos, su mejor jugador.
Pero el suizo se alejará del deporte, en algún momento en un futuro no muy lejano, sin haber resuelto nunca el problema imposible que es Rafael Nadal en la arcilla roja del torneo parisino por excelencia.
“Las condiciones hoy en día han sido muy difíciles, por lo que [fue] difícil de manejar. Fue un día para simplemente concentrarnos, aceptar todas las adversidades y solo concentrarnos en [ser] positivos todo el tiempo. Eso es lo que traté de hacer”, afirmó el español.
Nadal superó a Federer en todas las facetas del juego este viernes en la semifinal del grand slam con un contundente marcador de 6-3, 6-4 y 6-2. Ahora el español espera por el vencedor del otro duelo entre el número uno del mundo, Novak Djokovic, y el austriaco Dominic Thiem, quienes suspendieron su juego por una intensa tormenta caída sobre la ciudad luz.
“Espero estar listo para dar mi mejor nivel contra uno u otro si puedo. Creo que tengo confianza en mí mismo. Si no puedo ejecutar mi plan de juego, será complicado. Pero si juego bien y he jugado bien hasta ahora, no, tengo todas mis oportunidades. Pero siempre es un partido y cualquier cosa puede pasar”, dijo Nadal sobre su rival en la final.
“Te hace sentir incómodo, la forma en que defiende la cancha y juega con arcilla. No hay nadie que juegue ni siquiera cerca de él”, expresó por su parte Federer.
Federer confesó que estaba tan obstaculizado por los golpes pesados de Nadal y sus incansables habilidades de recuperación que su mente vagó en un momento durante el partido.
Nadal, de 33 años, es 11 veces campeón del Abierto de Francia y el mejor jugador de tierra batida de la historia. Federer, de 37 años, tampoco está tan mal en la tierra, como demostró al llegar a las semifinales a pesar de no jugar en Roland Garros en cuatro años.
Se retiró del Abierto de Francia 2016 antes de que comenzara debido a una lesión y se saltó la temporada de tierra batida por completo los últimos tres años para preservar su cuerpo y prepararse para su superficie favorita: la hierba.
