La vida de Bruno, un perro que deambulaba por las calles de La Habana sin hogar, dio un radical giro de 180 grados luego de que una familia, radicada en Canadá, decidiera adoptarlo.
De acuerdo con la internauta Zenia Hernández, el can, un pequinés que se encontraba excesivamente flaco, fue primero rescatado por la activista Beatriz Navarro y en junio del presente año, enviado a la ciudad de Cárdenas, Matanzas, para continuar su tratamiento.
Una vez en la urbe, Bruno fue temporalmente acogido por la propia Zenia con la ayuda de Ana Díaz y el veterinario Yohanky Ruiz Delgado. Tras meses de intensa recuperación, a inicios de diciembre, el pequeño can pudo viajar a Canadá en compañía April Leigh Coutu, quien fue “su madrina de vuelo”.
“Gracias a todos los que hicieron que su triste historia tuviera un final feliz. Te extrañaré muchísimo, pero nos queda la satisfacción de que te guiamos con amor a tu hogar para siempre”, escribió en Facebook, en aquel entonces, Zenia.
El pasado jueves, 18 de diciembre, Navarro compartió imágenes del estado actual de Bruno. Sin lugar a dudas, el pequinés se ve más contento que nunca. “Fue el trabajo de muchos. Cuidemos a los callejeros y démosle una nueva oportunidad de vida”, subrayó la activista.
En los últimos meses se desarrolló una oleada de reclamos por parte de activistas y entidades no gubernamentales, ante el sacrificio masivo de perros sin hogar en La Habana, con motivo de las actividades por los 500 años de fundación de la ciudad.
Al parecer, trabajadores del Centro de Observación Canina de Zoonosis estuvieron asesinando a los canes en menos de 48 horas, violando el mínimo de tiempo estipulado en las leyes cubanas.
Ante este lúgubre panorama, el Ministerio de la Agricultura de Cuba (MINAG) emitió a mediados de noviembre un comunicado donde hace saber sus presuntas intenciones de presentar una ley contra el maltrato animal en la Isla. Sin embargo, hasta la fecha no se han tenido más noticias de ello.
